Doce años después de su álbum debut, Avenged Sevenfold llegó a su sexto álbum de estudio con la completa intensión de engrandecer su sonido para que sea completamente digno de arenas, y hasta estadios. Se trata de Hail to the King, conjunto de diez canciones con las cuales la banda nos transporta constantemente a la era dorada de Metallica con el Black Album y Guns ‘n Roses con el Apetite for Destruction. Claras influencias en el sonido de A7X, quienes han estrenado baterista para este álbum: Arin Ilejay.

Desde la primera canción, titulada “Shepherd of Fire”, Hail to the King abre la puerta a un mundo de heavy metal más amigable, y que muchos podrían catalogar como hard rock. Su sonido es potente y el cuidado en cada uno de sus detalles es notorio en cada segundo que pasa. Con este álbum, Avenged Sevenfold han llegado al punto más maduro de su carrera, y como resultado entregan su disco más comercial hasta la fecha.

A pesar de ser un álbum que abandona la brutalidad del metal, Hail to the King construye una identidad congruente a lo largo de todas sus canciones, lo cual ayuda a que el disco avance suave y cómodamente. No hay altibajos agresivos. Sin embargo, encontramos cambios de velocidad: disminuye en semi-baladas como “Crimson Day” (con un sonido que rescata los inicios de Dream Theater) y “Acid Rain”, la emotiva clausura del disco; por otro lado, acelera en episodios como “Coming Home”, canción que mejor rescata los pilares del heavy metal a la Megadeth.

Hail to the King podría significar un nuevo horizonte para Avenged Sevenfold, por su solidez, calidad en su producción y una notoria madurez en sus composiciones. Fue construido con baterías y riffs de guitarra refinados, dinámicos y, en la mayoría de las canciones, intensos. Sin embargo, es un disco que llegó 20 años tarde y es difícil que encuentre su lugar en el contexto actual de la música, incluso en el mundo del metal. Sólo queda decir que es un disco que indudablemente dará un sonido más grande a las presentaciones en vivo de A7X.