mexmozaprilTexto: @aycanijo

El escenario es generalmente el mismo: la espera ansiosa, la canción clásica que anuncia el inicio, la entrada triunfal de Steven Patrick, y una primera fila extasiada repleta de fans que buscan la bendición de su ídolo. Muchos, muchos de ellos, latinos.

Existe un particular fenómeno entre Morrissey y el público latino, un inmenso cariño recíproco. Para ser específicos, con la banda chicana del suroeste de los Estados Unidos y más recientemente, con los mexicanos del centro, los chilangos-hipsters-nostálgicos y los punks-sentimentales.

Para demostrar esta relación amorosa, aquí parte de la evidencia:

1. Si merodeas un poco por la Ciudad de México, podrás encontrar reuniones “secretas” en las que la imagen de Morrissey se encuentra tatuada, literalmente, en los brazos y pechos de muchos de los asistentes. Todos ellos siempre tendrán un sinnúmero de anécdotas únicas con “el elegido”: “Yo conozco a su crew”, “Yo me subí al escenario”, “Yo tengo una manga de la camisa que aventó”. Y es que paleros o no, sus últimos cuatro conciertos en México en 2011 estuvieron a reventar, en donde incluso en Puebla, con todo y temblor, la gente se dejó venir al escenario en donde Morrissey permitía que lo tocaran y adoraran cual profeta.

2. Dentro del material extra de su presentación en Manchester, Who put the M in Manchester, después de las entrevistas con una serie de ingleses contando las razones de su amor fraternal, encontraremos a varios mexicanos abanderados, listos para tomar el escenario y abrazarlo.

3. En la misma línea, el documental The Importance of Being Morrissey de Tina Flintoff y Ricky Kelehar, le dedica buena parte de su entrevista a cuestionar la relación entre este crooner y los siempre estereotipados machos mexicanos. Mozz se limita a contestar: “Tienen lindo pelo, linda dentadura y una hermosa piel, ¿cómo podría no quererlos”.

4. Más allá de respuestas educadas y corteses, sus letras también demuestran su afecto. En “First of The Gang to Die”, Morrissey toma como héroe a ‘Héctor’ el líder de una banda de L.A. que es capaz de robarle a los ricos, a los pobres, a los no tan ricos y a los muy pobres… robarles su corazón. O en la canción extra del álbum You are the Quarry: “Mexico”, una defensa descarnada hacia los mexicanos del vil dominio de los gringos. Cabizbajos mexicanos que aceptan el yugo americano: “In Mexico, I lay on the grass, and I cried my heart out, for want in my love”.

5. Además, la vena futbolera también le llega. Para muestra, en su presentación con Colbert el año pasado, Morrissey porta la casaca de la selección nacional debajo de su chaqueta:

O bien, su aparición con la playera de Chivas USA.

Morrissey usando su playera de las Chivas USA.

Morrissey usando su playera de las Chivas USA.

Y así nos podemos seguir, desde las razones más serias hasta las más extrañas como las del sitio de sátira universitaria Cracked en la nota: The 4 most unexpected fan bases in pop culture. En donde Soren Bowie describe cómo estos “discípulos” latinos, más allá de identificar sus frustraciones en las letras del ex-Smith, son capaces de cantar “Irish Blood, English Heart” con lágrimas en los ojos. ¿Es en serio?

Sea como sea, el amor latino entre Morrissey y sus fans seguro está ahí. Morrissey no es Raphael, ni José José… ni mucho menos Juan Gabriel. Morrissey es Morrissey.