El pasado 22 de mayo, una mujer anónima reportó haber sido víctima de acoso sexual por parte de Till Lindemann, líder y vocalista de Rammstein, luego de atender al after party del show que tuvieron esa noche en Lituania, y darse cuenta de que su bebida estaba alterada.

De ahí en adelante, la banda se ha enfrentado a varios cargos por parte de otras jóvenes quienes han confirmado que, de alguna manera, Till y su equipo personal de management, parecen reclutar a mujeres durante el show para invitarlas al after party, donde comúnmente, comparten tragos y terminan realizando orgías con otros miembros de otras bandas.

Tal y como The Guardian reporta, luego de que la banda realizara una residencia en el estadio olímpico de Munich, más víctimas comenzaron a hacerse escuchar y a denunciar que, en efecto, el mismo crew de la banda formaba parte de un círculo de reclutamiento con fines sexuales.

Eventualmente, comenzaron a surgir rumores de que los integrantes de la banda, cobraban a otros músicos y staff para asistir a sus fiestas con la promesa de que habría mujeres disponibles para tener relaciones.

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En un comunicado oficial, la banda desmintió los rumores y aseguró que la seguridad de sus asistentes era prioridad.

Sin embargo, es bien sabido que desde hace años el sistema patriarcal en la industria de la música, coloca a la mujer como un objeto y hasta un postre para quienes participan en eventos musicales arriba y detrás de los escenarios.

¿Espacios seguros? En pleno 2023, parece que todavía no es una realidad…

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