¿Cómo sabes que estás enamorado? Es algo prácticamente indescriptible, una mezcla de sensaciones y vagas ideas que rara vez siguen la misma lógica y son imposibles de controlar. Uno no sabe que se está enamorando, se da cuenta cuando es demasiado tarde para dar vuelta atrás, cuando siente algo incomparable por alguien más. En su segundo álbum de estudio, Warpaint hizo todo lo posible por capturar a esa bestia indomable, el amor como fuerza vital retratado canción a canción.

Lo primero que notarán los enamorados de Warpaint es que este disco tiene una instrumentación con menos elementos, pero mucho más sofisticada. También las letras son más ligeras, no hay coros pegajosos y pocas frases memorables. Warpaint es un disco vivo, con un pulso constante, que late con los instrumentos rítmicos, mientras las armonías vocales y guitarras pintan todo tipo de colores intensos en tonos sombríos. Absorbieron la cruda oscuridad del sonido de su productor Flood en obras como The Downward Spiral de Nine Inch Nails y el toque de Nigel Godrich en el sonido del bajo y batería en lo que ha creado con Thom Yorke a partir de su debut solista.

A lo largo del disco predomina un sonido brumoso al estilo del shoegaze etéreo de Cocteau Twins, una niebla de la cual salen las voces de Kokal, Wayman y Lindberg como sirenas que buscan encantar a un marinero. Los momentos más brillantes del disco son cuando rompen esa burbuja de ensueño y suben la intensidad de sus emociones. “Love Is To Die”, es la más contudente, más que un mensaje nihilista es una exploración por las contradicciones del amor, la fuerza que tiene como impulso de vida y su fragilidad.

También destaca “Disco/Very”, un canto hipnótico y disonante en el que las voces de las integrantes se enredan para crear una seductora red de perdición. “Hi” es un experimento interesante en el que emulan el sonido de Atoms For Peace y Ultraista en un híbrido de dream pop y hip-hop de sonido envolvente. “Tesse” es una canción conmovedora que proyecta una sensualidad elegante y desemboca en entrega total que va de gritos a cantos suaves en cuestión de segundos, ambigüedades de la pasión.

Al final, Warpaint es tan abstracto como el tema que aborda, es mucho más efectivo al construir un ambiente que para entregar un mensaje. Una entrega pasional que fluye y crece, pero jamás alcanza su clímax. En su segundo álbum, Warpaint demostró versatilidad, madurez y un acercamiento extremadamente humano al hacer música. Su prometedor futuro nos intriga aún más que antes de escuchar este disco.