Después de estar en silencio casi siete años por culpa de la enfermedad de Lyme, Kathleen Hanna llega este 2013 con muchas cosas en la cabeza. Sus raíces rebeldes y sus recuerdos de los años noventa al lado de la banda Bikini Kill y dentro del movimiento Riot Grrrl, reviven de muchas formas en The Julie Ruin, un proyecto en el que sus integrantes no se escogieron al azar y por el contrario, se relacionan directamente con la vida y la ideología de la misma Kathleen. La bajista Kathi Wilcox, por ejemplo, también estuvo en Bikini Kill; por otro lado, la guitarrista Sara Landeau forma parte del movimiento Rock Camp for Girls que se inspira en el Riot Grrrl. Por esto y por el tiempo de reflexión aprovechado por Kathleen, el álbum debut de The Julie Ruin rescata muchos de los elementos no sólo de su primera banda, sino también de su proyecto Le Tigre que por el momento se encuentra inhabilitado.

Tanto los sonidos electrónicos que escuchamos en los tres discos de Le Tigre, como la esencia punk desenfrenada de la discografía de Bikini Kill, encuentran un punto de sinergia en Run Fast, la primera producción de The Julie Ruin. A lo largo de las letras, las estructuras y las figuras de voz, el disco no esconde los proyectos pasados de su vocalista, pero lo cierto es que a pesar de que existen cortes sobresalientes y eufóricos como “Oh Come On” y “South Coast Plaza”, lo que domina los sonidos generales de Run Fast son los recuerdos de Le Tigre. Tan solo hay que escuchar canciones como “Ha Ha Ha” y “Party City” para recordar aquellos años del Feminist Sweepstakes o This Island.

No es ninguna sorpresa que el discurso recurrente de Kathleen Hanna aparezca en este disco como en todos sus trabajos pasados. La fuerza de la mujer y la equidad de género son temas que en esencia forman parte de las historias de cortes como “Girls Like Us”, donde acompañada de sintetizadores, la cantante describe su propia personalidad y sus intereses como mujer de carácter. Lo curioso es que la versatilidad de alguien como Kathleen la lleva también a mostrarnos su lado más dulce y melódico a través de “Just My Kind”, una canción de amor mucho más tranquila y dedicada a su esposo Adam Horovitz de Beastie Boys, o “Goodnight Goodbye”, el corte más delicado y suave de todo el disco.

Con su álbum debut, The Julie Ruin aparece en escena sin inventar el hilo negro o proponer sonidos innovadores. Momentos oscuros y poco más del lado de post-punk en “Lookout”, recuerdos de su época más punk en “Kids in NY” y canciones sumamente alegres y pegajosas como “Cookie Road”, recorren las diferentes etapas de la líder de la banda y la muestran como realmente es. La estrecha relación con sus compañeras de banda y la buena ejecución por parte de los músicos, hacen de Run Fast un disco con sonidos divertidos, eufóricos y a veces contagiosos, pero al final sirve de complemento de lo que la misma Kathleen Hanna trajo arrastrando desde sus épocas más jóvenes.