Fue un domingo 31 de enero del 1993 cuando la historia del Super Bowl cambió para siempre, y no fue precisamente por la jornada deportiva que se celebró entre los Dallas Cowboys y los Buffalo Bills, pues irónicamente, la atención del mundo no se centró en ningún deportista. El protagonista de la noche fue un artista superdotado: Michael Jackson

Con un show de 13 minutos y 25 segundos, el Rey del Pop le dio un nuevo sentido al medio tiempo del Super Bowl. Antes se presentaban músicos amenizando al público en los descansos de los jugadores; pero los índices de audiencia caían. Por eso, la NFL decidió dar un giro y ofrecer “algo más” para mantener los números altos, y qué mejor que de la mano del ídolo musical del momento.

El escenario fue el estadio Rose Bowl en Pasadena, California. El Rey apareció de golpe, en medio de un escenario 360 tras una explosión de humo y el grito ensordecedor del público. En su clásica vestimenta negra y blanca, el show arrancó con “Jam”, cuarto sencillo de Dangerous (1991).

En cuestión de segundos el ritmo cambió, cediéndole el paso a la omnipotente “Billy Jean”, con su imperecedero moonwalk de cajón. Luego vino “Black or White” y su llamado a la unión de las razas con un fuerte impulso musical que concluyó con un poco de pirotecnia.

Hoy estamos todos juntos alrededor del mundo con un propósito en común: transformar el planeta en una tierra de alegría, comprensión y bondad. Nadie debe sufrir, en especial nuestros niños; es momento de lograrlo. Esto es para todos los niños del mundo”, fueron las únicas palabras que Michael Jackson dirigió al público, antes de cantar “Heal the World”.

El mítico espectáculo fue transmitido a través de la señal de NBC. Aumentó el rating del evento significativamente, y desde entonces, se ha afianzado no solo como el medio tiempo del Super Bowl más visto de todos los tiempos, sino que sigue siendo uno de los eventos más vistos en la historia de la televisión estadounidense con 133,4 millones de espectadores.

La actuación de Jackson recibió elogios de la crítica mundial y desde entonces ha sido aclamada como el mejor espectáculo de medio tiempo de todos los tiempos. Su aparición también inició la tendencia de la NFL de firmar a los mejores artistas para que aparezcan durante el half time, para atraer más espectadores e interés.