Todos en la vida necesitamos un refugio, un guarida para procesar nuestras ideas creativas, un espacio para gritar, un receptáculo para plasmar nuestros dibujos, un cuarto donde soñar para poder materializar esos sueños, y justo eso es House of Vans.

Ya sea que montes olas sobre el concreto, uses un mohawk, tu piel esté cubierta de tinta, seas el ermitaño que vive en los dibujos de su carpeta, que el construir un universo en una pared se lo que te mueve o que la música sea lo que más te apasiona, House of Vans tiene un lugar para ti.

El fin de semana del 13 y 14 de octubre Vans México abrió las puertas a una nueva House of Vans, en esta ocasión tomando las instalaciones del Frontón México, justo enfrente del Monumento a la Revolución, la Street culture tuvo cobijo para mostrar los cuatro pilares que construyeron a la marca.

Burial Art Gallery nos volvió locos mostrando el increíble trabajo de artistas del tatuaje como Ka’ Larraza y Aldo Verdiguel acompañados de algunas de las grandes ilustraciones de Haku. Por otro lado a lo largo del fin de semana en el interior de House of Vans el ilustrados Mike Sandoval compartió en vivo el proceso para crear dos murales y nos dejó claro el porqué su nombre se ha colocado haciendo carteles de conciertos por todo el mundo. Al mismo tiempo pero en el exterior Jay Howell dio vida a algunos de sus personajes que caracterizan el imaginario de su obra.

El conocimiento es poder y para tener más herramientas Cocol Vú compartió un workshop que dejó con la boca abierta a más que uno. La moda también se hizo presente durante el fin de semana donde los asistentes a House of Vans pudieron personalizar sus propias tote bags y conocer más detrás del arte del skate. Santiago Arau dio una demostración del cómo logra sus fotografías únicas, y Max Barrera nos hizo soñar de nuevo con el poder volar, al verlo castigar las rampas.

Cada uno de estos dos días cerraron con una fiesta, donde todos convivimos celebrando la identidad que nos hace únicos, ya sea que hayas coreado a lado de LNG/SHT “El punk rock arruinó mi vida”, hayas sacado la nalguita con Plastilina Mosh, o quizá tú volaste libre con DLD nos emocionamos una vez más al sentirnos vivos.

House of Vans es el paraíso, nos llenó de vida, nos mostró que los sueños se vuelven realidad y que hay que luchar por ellos, y eso lo recordaremos de aquí a que se abran las puertas de nuevo en la próxima edición de este mágico encuentro.