Los amargados por naturaleza son poco comprendidos en este mundo. Probablemente son de las personas más sinceras que no andan con rodeos para caer bien, aún así muchos los juzgan por su poca tolerancia y exceso de sinceridad en sus palabras. Si eres uno de los amargados, seguro comprenderás estos problemillas que sufren día a día.
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Problemas que solo los amargados por naturaleza entienden
1. No pueden evitar quejarse de todo. De su día, de que tienen que trabajar, de que se toparon con una persona que odian, etc. La lista podría crecer infinitamente.
2. Las personas les recomiendan ir al psicólogo. Piensan que ya sufren de una psicopatología que no les permitirá relacionarte con nadie. (Puras tonterías, ¿o no?)
3. Odian que la gente hable o ría muy fuerte. Te irrita la gente de voz muy aguda, que platican para que todos los escuchen y te matan si se ríen a carcajadas.
4. No tienen idea de qué cosas no odian. Sólo los amargados pueden comprender esta sensación de no saber qué es lo que no odian, aunque en el fondo no te importa demasiado.
5. Quienes no los conocen piensan que no tienen amigos. Obvio sí tienen, de hecho, son las mejores personas del universo y son igual de amargados.
6. Sus familias les recalcan sobre su odio al mundo. No dejan de opinar sobre su mal carácter e insisten en que no conocen a otra persona con ese odio tan grande.
7. Les pone de malas lo que está de moda. Las canciones que repiten en la estación de radio de moda y las ponen en todos lados, las prendas de vestir que todos usan, hasta el meme de la semana los irrita.
8. No pueden controlar su fuerte mirada. Miradas que matan y las suyas.
9. Los mensajes excesivos les desquician. Si fuera algo muy importante, podrían marcar y no perder el tiempo en escribir una carta a través de cualquier mensajería instantánea.
10. Evitan a los niños a toda costa. Son pequeños e irritan demasiado.
11. Profesores, jefes, etc. se han quejado de ellos. Hasta han hablado con los amargados para ver qué pueden hacer por ellos, qué pueden hacer para que sean felices. Simplemente no comprenden que odiar los hace felices.
