Oxymoron trae vuelo. Desde hace dos años, tanto los colaboradores como los detalles de la lista de canciones comenzaron a aparecer. Schoolboy Q prometió muchas cosas, entre ellas que su regreso iba a ser con un disco que se volvería clásico y que por supuesto, iba a ser mejor que el de su contemporáneo Kendrick Lamar. De hecho, a mitad del camino, por allá de agosto de 2013, su entrañable amigo Mac Miller dio de qué hablar con una declaración que hizo en una entrevista con Hard Knock TV:

“Es mejor que el disco de Kendrick. Mi opinión vale un carajo. El álbum de Q es buenísimo. Está mucho mejor hecho. No lo sé, hombre. Creo que Q hizo un mejor trabajo que Kendrick. Aunque al final del día no hay tal cosa como un mejor disco”. – Mac Miller

El good kid, m.A.A.d city de Kendrick es parte de la historia que hay detrás de Oxymoron, el tercer disco de Schoolboy Q y su debut con una disquera internacional, es decir, Interscope Records. Además de ser un testimonio de lo sucedido en el pasado de Quincy Matthew Hanley (su nombre real) y un esfuerzo por limpiar su alma, en algún momento también fue la forma en que trató de contrarrestar o por lo menos igualar el éxito de Kendrick. Afortunadamente, el álbum se convirtió en otra cosa.

La mezcla que encontró el rapero originario de Los Ángeles está basada en diferentes voces, estructuras rítmicas salidas de diferentes cabezas y además, historias de lo que alguna vez vivió con las pandillas y las drogas; de ahí el título del disco, el cual hace referencia al oxycontin, lo que un tiempo lo tuvo recibiendo ingresos por el tráfico de drogas.

“Gangsta”, la primera canción, habla de eso y más. Es la forma en que Schoolboy Q presenta un discurso que abarca la extinción de los gangsta rappers y la música tramposa que existe hoy en día. Pero el hecho de que aparezca la tierna voz de su hija Joy al principio, no lo muestra como alguien que busca que el rap de gangsters regrese, sino como alguien que busca liberarse del pasado y enfocarse en lo que realmente importa: su familia. Por eso es que Oxymoron en general es el retrato de todo lo políticamente incorrecto que al final, mantuvo con vida a él y a su hija.

El disco tiene energía, es frenético y cada canción tiene un espíritu diferente de acuerdo al colaborador. “Los Awesome” con Jay Rock, por ejemplo, es menos cruda que las demás, se acompaña de sintetizadores y sonidos más procesados, pero al mismo tiempo mantiene la búsqueda de identificación por parte de las comunidades violentas y menos favorecidas de L.A. Por otro lado, el sencillo “Collard Greens” con Kendrick y “Man of the Year”, funcionan como oxígeno, son los momentos en los que el rapero toma aire y a través de ritmos más relajados, deja un poco de lado la parte dolorosa.

El contraste es lo importante. Aunque con “Studio” y la colaboración de BJ the Chicago Kid muestra su lado más visceral: “No metaphors, nothing like that. I’m keeping it straight to the point with you, I’mma put this dick up all inside of you”, con la siguiente canción logró desnudarse, voltear hacia atrás y extraer la parte más baja de su vida. “Prescription/Oxymoron” nos muestra a un Schoolboy Q al fondo del pozo, cuando su adicción lo llevó a “morir” varias veces frente a su hija.

En el disco hay grandes momentos, “The Purge”, su colaboración con Tyler, the Creator y Kurupt, es uno de ellos. Aunque la base es sencilla y se apega más a un hip hop tradicional de la costa oeste, es una canción determinante y que levanta el ritmo lento del álbum. Oxymoron no es sencillo, tampoco amigable. A lo largo de sus largo tracklist de 15 canciones (la versión de lujo tiene dos más) domina una tensión que al mismo tiempo se siente voluntaria. El esfuerzo de Schoolboy Q por limpiar su alma contando su historia es válido, aunque con altibajos, logró crear un disco honesto e intenso.