Con cuatro idiomas distintos a lo largo de sus 14 canciones, este mes llegó Mala, el octavo disco de estudio de un Devendra Banhart que este año aparece con cabello corto, una nueva disquera (Nonesuch Records) y con intenciones musicales parecidas a lo que nos ha tenido acostumbrados. Al darle play, nos encontramos con un trabajo que recorre las bases y esencia del folk y el lo-fi de una manera suave y seductora; eso no es nuevo en el músico nacido en Texas, pero en esta ocasión lo combina con baladas, canciones más electrónicas y algunas otras acústicas.

Aunque Mala no es el regreso de Devendra Banhart a aquellos sonidos sencillos y románticos de sus primeros discos, sí es un ejemplo de cómo con el tiempo ha logrado dominar a la perfección sus sentimientos para plasmarlos en canciones. Tal es el caso de baladas como “Daniel” o “The Ballad of Keenan Milton”, una con voz y otra instrumental, pero ambas con arreglos interesantes y una melancolía propia de alguien que sabe darle a las melodías una inyección de poesía.

Canciones como “Mi negrita” y “Mala” son el reflejo de los recuerdos y la infancia de Devendra al lado de su madre venezolana, un esfuerzo de español con tropiezos que siempre se agradece, pues más allá de buscar la aceptación en la lengua hispana, son canciones genuinas que muestran el lado más vulnerable, sencillo y melancólico de este músico de casi 32 años. Además, los sutiles destellos de psicodelia y las composiciones muchas veces sin rumbo en canciones como “A Gain” y “Cristobal Risquez”, hacen de Mala un disco divertido que no deja de lado la sensualidad.

El nuevo disco de Devendra Banhart es, en esencia, un álbum de fotografías que cuentan las diferentes aristas en la vida del músico y la forma en que ve el mundo, lo que lo lleva a no caer en un sólo género musical y más bien, experimentar en diferentes sonidos, melodías y bases rítmicas que existen de acuerdo a sus distintos ánimos.

A continuación pueden escuchar el disco completo y aquí pueden leer nuestra entrevista con él.