“Todo lo que amamos también nos amedrenta. Y el rock n’ roll no es la excepción.” La vida es mucho más complicada de lo que a veces podemos ver y la belleza no siempre está en el blanco o en el negro, sino en el punto medio. A veces ese limbo de tensión entre belleza y horror, pánico y amor es el nido para nuestras ideas y sentimientos más puros. La música de Dávila 666 capturaba a la perfección este espíritu en lucha interminable, pero sus demonios crecieron más de la cuenta y terminaron por apagar esa luz. En un lapso de pausa en el proyecto, AJ Dávila decidió confrontar esos demonios, sobrellevar un exorcismo con el afán de encontrar una nueva recompensa, una catarsis que marcara un nuevo inicio en su carrera. El debut en solitario de AJ Dávila es el entendimiento de esta dicotomía, en nuestros impulsos vitales, llevado a la máxima expresión, una fuerza que solo pudo haber sido titulada: Terror Amor.

Terror Amor es la pieza definitiva para entender un nuevo paradigma de la escena hispana: Latinoamérica es una sola y su música también. Vivimos la era más emocionante para esta escena que día a día se llena de más talentos sui géneris y evoluciona constantemente para funcionar como una inteligencia colectiva. Uno de los aciertos más grandes de Terror Amor, es el elenco de superestrellas que forman su orquesta. Desde el fenómeno pop Alex Anwandter, hasta el súcubo punk Selma Oxor, el disco es una muestra fiel del gran nivel de talento en la región. Cada vez más veremos reuniones similares, pero fue AJ Dávila, con su carisma viral y su visión implacable, quien impuso la norma.

Al mismo tiempo, este disco brilla porque termina de construir el sello de AJ Dávila. La rebeldía “rockanrolera” de sus proyectos anteriores está ahí, pero con toques que no habíamos escuchado. Terror Amor es una obra maestra del pop construida con una estética punk. No es casualidad que AJ haya lanzado un cover a “Media Naranja” de la “eterna dieciséis” Fey, es evidente que ha estudiado las fórmulas y tiene un entendimiento nato del poder de estas melodías. Con Dávila 666 los coros también eran contagiosos, pero se sentían más como intravenosas de adrenalina que emociones naturales. Escuchen “2333” una vez y resonará en su mente una semana más.

“Es Verano Ya” parece una canción de Timbiriche u otro grupo-máquina de Luis de Llano en un extraño mundo paralelo donde en lugar de “chicos bien” los grupos pop los hacía una muchachada punk yé-yé. Pero en ningún momento, por alcanzar la iluminación pop se sacrifica el filo y el vértigo que nos enamoraron de AJ. Con un sonido muy básico ha encontrado una estampa como la de Phil Spector, música con un gran poder de contagio con la nobleza de adaptarse a varios tipos de proyectos, sin importar qué tan diferentes son entre sí. Otras como “Ohhh (No Te Encantes)” parece sacada de un musical, como si West Side Story se fusionara con The Warriors en las calles de Puerto Rico: contagioso y entrañable.

Con Dávila 666, AJ volvió a abrir las puertas del mercado mundial a la música en español. Tan Bajo fue el disco que le enseñó a una generación que sí se puede, que revivió el amor por nuestra identidad, tan rara y delirante como es. Terror Amor es una muestra del futuro por venir, de la invasión de esta juventud latina que conquista al mundo un alarido a la vez. Gracias AJ.