Por: @LGKING

“Searching With My Good Eye Closed” abrió el concierto y la banda sonaba increíble, fuerte y enérgica. Cerca del clímax de la canción era inevitable sentir escalofríos y emocionarse, la espera había valido la pena. Todo apuntaba para ser uno de los conciertos del año. Siguieron éxitos como “Spoonman” y “Jesus Christ Pose”, éxito tras éxito Soundgarden estaba logrando la felicidad de miles de personas que los habían esperado por varias décadas. Sólo había un pero, la voz de Chris Cornell se ha vuelto bastante irregular y en momentos afectaba el concierto.

A veces sonaba como aquel icónico vocalista que en los noventa separó a su banda del montón y a veces sonaba como alguien que ya no llegaba a las notas altas, pero hacía el intento. No importaba, la audiencia estaba verdaderamente eufórica, eso hasta que llegó el momento de probar qué tan fans eran de Soundgarden. Después de un par de éxitos el grupo decidió complacer a los fans mexicanos que habían esperado tanto y pasaron de los hits a canciones no tan populares y una que otra rareza para compensar a los que esperaron por años.

Fue un largo segmento que combinó desde las canciones de su nuevo álbum King Animal hasta su primer sencillo “Hunted Down”, un regalo que los más devotos apreciaron. Claro que inmediatamente se notó que no había tanto fan y muchos sólo hacían como que conocían la canción. Acabando el segmento de rarezas el grupo regresó a los éxitos y nuevamente aceleró el paso del concierto.

En ciertos momentos como “Fell On Black Days” o “Superunknown” era impresionante ver a Soundgarden, transportaban a otra época. Parecía que estábamos viendo a una gloriosa banda en pleno apogeo tocando ante una arena que, por el uso de las cortinas, se veía repleta. Para muchos fue lo más cercano a estar en aquella época dorada del grunge, para otros era un sueño hecho realidad.

El final de la primera parte del concierto llegó con el combo de “Blow Up The Outside World” y “Rusty Cage”, que hicieron que más de uno en el público perdiera el control y la camisa.

Regresaron para otros cuatro éxitos, pero lamentablemente sonaron bastante mal. No fue culpa de la banda, lo que paso es que le subieron tanto al sonido que el Palacio de los Deportes hizo de las suyas y hacía que todo se perdiera en un montón de ruido. De pronto se iba el bajo, luego la voz se perdía y así sucesivamente.

Llegó “Black Hole Sun” y cualquier error se olvidó y borró por completo, para muchos era EL momento que estaban esperando desde años y prácticamente por única vez en la noche, todos los presentes se unieron bajo el coro de la ya legendaria canción. La pesada “Slave & Bulldozers” cerró el concierto de 26 canciones y poco más de dos horas, algo extenso para el estándar del grupo. Repleta de distorsiones, improvisación y la potente voz de Cornell, la canción fue una gran forma de terminar la noche y de recordarnos porque Soundgarden saltó a la fama.

La banda se despidió agradecida y contenta, tal vez hubo problemas y mucho fan de ocasión, pero los que esperaron por años salieron del recinto con una sonrisa. Sus ídolos habían cumplido.