Arcade Fire.

Arcade Fire.

La triada chilena que se presentó en los escenarios principales se puede clasificar también en tres: desarrollo, continuidad y vigencia. Pedropiedra (acompañado de Mariel Mariel en coros) musicalizó la tarde con pop mágico; Camila Moreno repitió por segundo año consecutivo en VL y en compañía de un sexteto, emocionó con su rítmica compleja y su voz misteriosa y sensible; Ana Tijoux regresó al DF a sacar la voz. Mientras un Toy Selectah corría entre la gente para ver a la chilena, ésta dejó en claro que nuestro hip hop, con coqueteos con soul y funk, sabe mejor con un ensamble de músicos que sirva como pavimento a las letras que salen caminando de la voz de Tijoux.

Elis Paprika.

Elis Paprika.

Elis Paprika.

Elis Paprika.

Los encuentros también se dan lejos de los reflectores principales. La nueva carpa Rock & Libros vio a Armando Vega-Gil y a Francisco Barrios “El Mastuerzo”, fundadores de Botellita de Jerez, sentarse a cantar un libro: La Ventana y el Umbral. Al otro lado del terreno, Fermín IV y Pato Machete se echaron un danzón.

Twenty One Pilots, debutantes en el festival, primos lejanos de Matt & Kim en la ficción, provocaron el alarido adolescente que llegó desde temprano a ver a esta dupla que con un piano y una batería hicieron ruido caída la tarde. Del otro lado, No Te Va Gustar, con una tropa de músicos arriba del escenario, tocó frente a un terreno que conocen bien: la cancha de futbol.

Ana Tijoux.

Ana Tijoux.

Ana Tijoux.

Ana Tijoux.

Ana Tijoux.

Ana Tijoux.

Una de las primeras bandas que tuvo mandato totalitario sobre el público, fue La Banda Bastön, favoritos en la escena hip hop nacional. “Manos arriba”, “Canten conmigo”, “Préndanlo” (el churro), y todas las órdenes fueron cumplidas. Un joven Álvaro Díaz, desde Puerto Rico, compartió los versos de crítica social y política.

La Banda Bastón.

La Banda Bastón.

La Banda Bastón.

La Banda Bastón.

Camila Moreno.

Camila Moreno.

Camila Moreno.

Camila Moreno.

Furland.

Furland.

Furland.

Furland.

Pedropiedra.

Pedropiedra.

Jumbo.

Jumbo.

Love of Lesbian.

Love of Lesbian.

Cerca del clímax del día, momentos emocionantes de todas latitudes y géneros: Juana Molina regresó al país tras siete años de ausencia. Si hacer un disco es un arte a mediano plazo, tocarlo en directo es un arte inmediato. La argentina nos reveló sus secretos y con la ayuda de otros dos creadores, le dio vida a Wed 21, su último trabajo. The Polyphonic Spree es la fantasía de Tim DeLaughter, quien se acompaña de su orquesta y de un coro femenil de facciones hollywoodenses y de actitud risueña. Un set de momentos hilarantes y una versión a “Live and Let Die” de los Wings de McCartney.

Ey Guerra.

Ey Guerra.

Ey Guerra.

Ey Guerra.

Ey Guerra.

Ey Guerra.

Desde trincheras distintas, Cut Copy y Los Tres prepararon todo para el gran final. Los australianos, bajo el lema “Free Your Mind” (libera tu mente) hicieron de la plancha del Foro Sol un baile comunal. Por su parte, los chilenos, quienes juegan de locales desde hace años, invitaron a Vincent Van Rock, a Comisario Pantera y a Chetes (para una no-colaboración, pues el micrófono del regio nunca se oyó) a repasar éxitos y adelantos de su próximo disco.

The Polyphonic Spree.

The Polyphonic Spree.

The Polyphonic Spree.

The Polyphonic Spree.

The Polyphonic Spree.

The Polyphonic Spree.

Arcade Fire combina lo que se menciona previamente: producción y calidad artística. El grupo ya pasó por diversas maneras de presentar sus discos en vivo, y para promocionar Reflektor no lo podían hacer de otra manera: ser otros; convertirse en gitanos uniformados que cambiaron su discurso pero no la elegancia de expresarlo. No bajan la guardia ni decaen. Por el contrario, los de Montreal ejecutaron un plan maestro en donde no hay tiempo para digerir la fiesta, sólo lo hay para bombardear con colores sonoros, movimiento y éxtasis.

Arcade Fire.

Arcade Fire.

Arcade Fire.

Arcade Fire.

Arcade Fire.

Arcade Fire.

Antes de terminar su show, The Reflektors, aquellos cabezones, álter egos de los canadienses, bailaron a ritmo de “Esta luz nunca se apagará”, tributo innecesario de Mikel Erentxun a The Smiths. Arcade Fire demostró por qué, mientras sigan ofreciendo carnavales en directo, mientras sigan apostándole a cambiar rutas a terrenos diferentes, la luz de los reflectores los alumbrará.

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