Cierren los ojos e imaginen cómo sería la mezcla ideal entre las influencias y estilo de James Mercer y de Brian Burton, mejor conocido como Danger Mouse. Hace cuatro años, el primer disco de su proyecto Broken Bells los presentó como una fusión bastante bien lograda y un rompecabezas que embonó exitosamente. Pero, ¿fue esa la mezcla ideal de los dos? Al comprarlo con su nueva entrega, incluso puede parecer que sí.

After The Disco hace alusión a su nombre, pues aunque en muchos momentos nos recuerdan a The Shins, también intenta llevar la música disco a un mundo moderno con todo y la mano experimentada de Burton. No es que Broken Bells regrese este 2014 con la reinvención total de la música disco, pero hace explícita la convergencia entre lo que alguna vez nos presentaron artistas de los setenta, con destellos de lo que alguna vez le escuchamos a Depeche Mode o incluso a Daft Punk, y las composiciones cálidas de ambos músicos.

“Holding on for Life” fue lo primero que se pudo escuchar del álbum, una canción que generó distintas opiniones por el inevitable momento en el que los Bee Gees aparecen en nuestra mente al darle play. El dúo escogió la canción adecuada para presentar su nuevo trabajo, o tal vez no, el punto es que su primer sencillo es quizá lo mejor en un tracklist de diez canciones. “Leave It Alone”, por ejemplo, hace lucir a Danger Mouse pero con la desfortuna de parecerse a lo que ha producido con The Black Keys.

Los conceptos y los sonidos de After The Disco, más allá de romper las barreras de la creatividad, son caminos que recorren distintos géneros. Canciones bailables con ritmos pegajosos como “Control”, baladas como “The Angel and the Fool”, etc. Por un lado, “The Changing Lights” recordándonos los sonidos más contemporáneos de Dave Gahan y Martin Gore, por otro “Medicine” como la parte más experimental y con descarados destellos de soul.

El álbum es melancólico en general, se adapta a diferentes estados de ánimo y es perfecto para un domingo por la mañana. Sin embargo, lo que hicieron James y Brian fue cuajar algo de manera prudente y que responde a las experiencias de ambos, pero sin arriesgarse de más. Probablemente su intención nunca fue aventurarse o reinventarse, por lo que After The Disco queda como un buen disco de aquellos dos músicos que se conocieron en un festival en 2009 y confesaron ser fans uno del otro.