Después de dos años de haber llamado la atención de cientos de medios alrededor del mundo con su homónimo debut, Cults han pasado de ser un acto independiente a un nombre digno de formar parte de una disquera internacional. Esto gracias al lanzamiento de su segundo esfuerzo discográfico Static, el cual llegó a las tiendas el pasado 15 de octubre a través de Columbia Records.

Con Static, Cults nos muestran otra cara de su dinámica como banda, o mejor dicho, como dúo, pues sus únicos miembros (Brian Oblivion y Madeline Follin) han pasado de ser una pareja romántica a solo compañeros de grupo. Por lo que este álbum adquiere una textura más emocional, incluso desde su primera escucha.

La música en el segundo álbum de Cults (uno que apenas rebasa la media hora de duración) es más frágil que en su homónimo debut, todos los elementos en cada una de sus canciones están cuidadosamente colocados. Static es un álbum tierno, dulce y acaricia con delicadeza al sumergirnos en la voz de Madeline.

El primer destello en Static es la contagiosa “Always Forever”, una canción que resume la fórmula de todo el álbum, el cual cuenta con algo de dream pop, licuado con una pizca de psicodelia, e incluso bajo un leve tratamiento de rock clásico, austero y orgánico. Es decir, carente de una súper producción sofisticada o impactante, algo que claramente no necesitan Cults para compartir su mensaje.

El álbum avanza y con cada canción deja rastros de paz y tranquilidad. Es meloso pero no empalagoso. Static posee un sonido uniforme pero no cae en lo aburrido. Sin embargo, sí extraña la presencia de un clímax. No obstante, destacan canciones emocionantes como “High Road”, “Keep Your Head Up”, “TV Dream” o “Shine a Light”, con sus arreglos muy atinados para el avance del disco, emocionales y una base más ruidosa, cubierta nuevamente por el encanto de Madeline.

Static es un álbum en el que Cults llevaron su sonido a nuevos horizontes, con los que lograron una estética más homogénea. Es un disco con un toque un poco más oscuro que su homónimo debut, con melodías muy bien pensadas, que oscilan entre un sonido libre y una identidad finamente cuidada en cada canción.