Portada de 'Aquamosh'.

Portada de ‘Aquamosh’.

Hace 15 años el panorama del rock en español era por demás prometedor, se editaron discos como Libertinaje de Bersuit Vergarabat, Libres y locos de El Gran Silencio y Una semana en el motor de un autobús de Los Planetas. El Vive Latino nació ese año para ofrecer una plataforma para que el rock iberoamericano tuviera un espacio y por si fuera poco, José Saramago ganó el Premio Nobel de Literatura. Es en este escenario fértil que llega Aquamosh, el álbum debut de la Plastilina Mosh.

Jonás y Rosso crearon en 1998 un disco que llegó para sorprender a propios y extraños. Era rock, pero también rap, tenía elementos de trip-hop, bossa nova y jazz, y para colmo, en el primer video del Aquamosh salía Lyn May. Desde las dos primeras canciones, “Niño Bomba” y “Afroman”, Plastilina Mosh presentaba un humor y una actitud a la Beastie Boys (quienes editaron en 1998 su gran álbum Hello Nasty). Para el tercer track, “Ode to Mauricio Garcés”, el dúo nos logró transportar a Acapulco en los 70 con una melodía instrumental que mezclaba géneros como el trip-hop y el bossa nova. El cambio tan drástico estaba tan bien orquestado que sonaba de lo más natural.

Y así todo el álbum viajaba entre el rock mezclado con el rap lleno de humor y el trip-hop suave, Plastilina Mosh alzó la mano y dijo “¡Presente!” en un escena que se encontraba en uno de sus momentos más importantes, con un movimiento de rock en español en crecimiento y con el gran apoyo del VL. En ese entonces bandas como Zurdok, Jumbo, El Gran Silencio, Control Machete y más, resaltaban dentro de la sangre nueva. Aunque el dúo de Monterrey logró con Aquamosh entrar directo a este grupo de bandas interesantes que estaban haciendo cosas importantes a principios del nuevo milenio, también se enfrentó con la incomprensión del mismo por parte de la prensa y del público.

Aquamosh no es un disco fácil, su propuesta arriesgada de géneros es al mismo tiempo el sello de la banda y su cruz. Había quienes gustaban más su parte irreverente y divertida y otros que la hacían a un lado para disfrutar los temas menos ruidosos. Entre las canciones que se quedaron para los libros de historia están por supuesto “Mr. P Mosh” (y su inmortal video al lado de Lyn May), “Niño Bomba”, “Afroman” y “Monster Truck”. Sin embargo, la antes mencionada “Ode to Mauricio Garcés”, “Bungaloo Punta Cometa” (donde participa Café Tacvba con un coro en japonés) y “I’ve Got That Milton Pacheco Felling” son grandes composiciones donde la Plastilina demostraba que no eran sólo unos tipos haciendo canciones divertidas, sino que tenían la capacidad de crear canciones sin guitarras eléctricas.

Después de este álbum vinieron Juan Manuel, Hola Chicuelos (y la segunda oleada de sencillos importantes para a banda), Tasty y All U Need is Mosh. Cinco álbumes en total y canciones como “Peligroso Pop”, “Aló”, “Human Disco Ball”, “Te lo juro por Madonna” y “Pervert Pop Song” hicieron de Plastilina Mosh una de las bandas más queridas por el público. Sus en vivo eran divertidos e irreverentes, sin embargo, después del Aquamosh, Plastilina Mosh nunca volvió a hacer un álbum tan honesto y ecléctico, aunque Juan Manuel era más ambicioso, los resultados no fueron los óptimos.

Aquamosh está impregnado por esa inocencia del primer disco, del debut, suena sin miedo y con muchas ganas de hacer algo distinto. El tiempo le ha hecho justicia y hoy, a 15 años de su lanzamiento, se ha convertido en un clásico del rock mexicano.

Contraportada de 'Aquamosh'.

Contraportada de ‘Aquamosh’.