Cold War Kids es una de las bandas de indie rock más subvaluadas de la actualidad. Atras en 2006, la banda fue una completa novedad con su sonido áspero y sencillos exitosos como “Hand Me Up to Dry” y “We Used to Vacation”. Después de luchar con su propia identidad, intentar ser parte de las tendencias y encontrar su lugar en el mundo, este cuarteto californiano finalmente recupera un sonido más puro, más auténtico. Con su cuarto álbum de estudio, Dear Miss Lonelyhearts, Cold War Kids intenta regresar al mapa con canciones sensibles y con la característica voz potente de Nathan Willett.

“Miracle Mile” es la canción que da inicio al álbum con teclados desafiantes y mucha energía, energía con la que la banda grita “aquí seguimos y no nos iremos”. Conforme avanza el disco, es fácil reconocer que la banda regresó a un sonido clásico de 2004 o 2005. No es novedoso, pero lo ejecutan bien y totalmente despreocupados de las impresiones que puedan generar. Afortunadamente para ellos, es la música por la que fueron reconocidos, e intentar seguir las distintas modas que surgieron después (como con el fallido álbum Mine Ir Yours de 2011) fue un movimiento poco sensato -y pretencioso- para los californianos.

Con la cuarta canción, “Fear & Trembling”, el disco baja el ritmo y aparece un lado más maduro de la banda. Los instrumentos se escuchan más calmados y en su lugar, incluso experimentan con algunos sonidos de trompeta en el fondo, bastante bien logrados. Pero después llegan otros experimentos, como los aplausos en “Bottled Affection” que están sobre un coro claramente pop -muy a la Killers– que resta esperanza al resto del álbum.

El disco es como un roller coaster para niños; siendo adulto, los altibajos son aburridos, el recorrido es rápido y hoy nos atraen aventuras más arriesgadas. Sin embargo, al subirnos, aún se siente la nostalgia de lo que vivimos hace algunos años. Es innegable la emoción y aún nos recuerda a qué sonaban nuestros 2005 y 2006. Es bueno que Cold War Kids regresaron a un sonido más puro con una pizca de nostalgia, la que podemos distinguir en los últimos tres tracks del disco, sobre todo en que lo clausura, “Bitter Poem”.

Dear Miss Lonelyhearts le da un respiro a Cold War Kids y, en lo personal, me hace pensar que suenan gigantescos en foros íntimos. Es una banda veterana del indie rock milenario que, aunque sigue en medio del camino, tiene sus pies firmes en el suelo.