Por: Gisela Terrazas.

Lo que hizo anoche Cage the Elephant en Pepsi Center no se puede describir con palabras. El quinteto estadounidense volvió a dar todo de sí en el escenario para incendiar el ánimo de un lunes 21 de octubre.

Con “Broken Boy” de su nuevo álbum Social Cues se prendió la mecha de un set explosivo de más de hora y media de canciones. En ese lapso de tiempo, que se fue como agua entre las manos, Matt Shultz mostró un performance más evolucionado que el presentado en Corona Capital 2017. Ahora, con más capas de ropa encima, portaba una gabardina plástico vinil, máscara, tobilleras, además de unas hermosas y enormes flores de cempasúchil.

Si algo tiene Cage the Elephant en vivo, además de la energía desbordada, es esa calidez y amor a su público, siempre logran conectar, sentimental, mental y físicamente. Brad Shultz se dejó abrazar por los que rodeaban las primeras filas del inmueble al momento de tocar “Cry Baby” del Tell Me I’m Pretty.

Con pasos de baile extraordinarios, incluso un par de poses de yoga y tai-chi, Matt demuestra su calibre como artista a cada minuto. Conforme corrían “Ain’t No Rest for the Wicked”, “House of Glass”, “Mess Around” y otras, las prendas de Matt iban cayendo al suelo, e íbamos descubriendo al ser humano dentro.

La parte más sensible del concierto fue esa semi desnudez física, ya que ahora no llegó a mostrar las medias, ni el pecho, quedándose en un vestido blanco y bordado. Los asistentes aprovecharon para mostrar sus emociones, lágrimas y desgarros vocales ante la caída de  “Cigarette Daydreams”, “Love’s the Only Way” y “Goodbye”, parte final del encore donde Matt se aventó a su público, nadó en él unos 5 metros y ahí, uniendo los puños en el aire con el micrófono en sus manos, dijo “adiós” a su familia mexicana que lo abraza con fuerza en cada visita.

Esperamos ver pronto a Cage the Elephant en México, con más álbumes como Social Cues, que son dinamita garantizada.