Me gusta pensar en los escenarios como si fueran castillos; construcciones gigantescas que se levantan orgullosas frente a miles de personas, y que al menos por un espacio de tiempo breve y gracias a sus luces, sonidos y tamaño, nos recuerdan lo chiquitos que podemos ser.

Bajo ese pensamiento, el viajar a diferentes ciudades para poder ser testigo de los festivales que se desarrollan alrededor del país, se convierte en una emocionante aventura que trae consigo a múltiples sonidos, propuestas, experiencias y aprendizajes.

Y entonces, ¿qué podría decir yo que aprendí del Hellow Festival en Monterrey?

Número 01, creo que vale mucho la pena referirnos al escenario de festivales en esta ciudad al norte del país, como un espejo de lo que se desarrolla en el centro, la capital.

Hellow Festival en muchos aspectos, me recuerda un poco al esfuerzo de Ceremonia por mantener una alternancia sonora que se estire hasta países extranjeros, por ofrecer curadurías elegantes y propositivas.

Dígase que Hellow, nunca va a apostar por lo comprobable o lo que funciona.

Siempre intentará alcanzar a esos sonidos que podrían o ser un fracaso total, o un completo hit.

Y personalmente creo que el festival lo logra.

Comencemos por el hecho de que, bajo la misma retórica utilizada al principio de esta nota, Hellow construye castillos espectaculares, en un muy pequeño espacio físico. Lo que nos permite acercarnos a los artistas con un enfoque un tanto diferente, ya que Fundidora y sus amplios paisajes, nos permiten disfrutar de los actos aún si esto se hace desde lejos.

Sailawway fue el primer talento que salió a refrescar el día con lo que alguna vez Iván Bocanegra de Deez (Guadalajara), llamó “Dreampop underwater”.

Si bien la energía de Fernanda Fuentes se desborda en el primer momento en que sus manos comienzan a tocar la guitarra, me queda claro que para llegar a componer todas las hermosas canciones que conforman a su repertorio, un precio en nostalgia y melancolía se tuvo que pagar.

Son profundas e importantes las heridas que han marcado al corazón de estas letras; desconozco si en lo peronal, Fernanda realmente ha vivido lo que sus canciones evocan pero no puedo evitar apreciar su en vivo y pensar en el egoísmo de nuestro paso sentimental por el corazón de otras personas.

Y es que además de provocarte un estado de ánimo, Sailawway verdaderamente conecta con un aspecto reflexivo que pese a ser grande, no evita el paso a la reflexión, y es precisamente por esta clase de cosas que su show me pareció el más significativo de todo el Hellow Festival.

Pero ojo, eso no significa que haya sido el único que realmente importó. Noa Sainz dio continuidad con una mezcla poderosa de sentimientos que se plasmaban en su cara (dolores, amores, victorias y fracasos mezclados en un solo show) y que, debo admitir, ha logrado madurar con el paso de los años en una verdadera artista que más que jugar en el game de la música en este país, ahora lo entiende, lo manipula y comienza poco a poco a desarrollar bajo sus propias reglas y convicciones.

Más canciones nuevas que viejas; más canciones que ni siquiera han salido que canciones ya conocidas. Lo de Noa en vivo es necesario para obtener el 100% de esta artista, quien además de encontrarse actualmente girando con Fer Casillas, ha estado horneando música nueva que el escenario del Hellow Festival pudo disfrutar.

La tarde en el Hellow siguió con el constante recordatorio de que en sí, el festival no es tan grande. Pero es a gusto, se siente bien; no es necesario desgastarte el alma caminando de un escenario a otro y por ello, es que acercarse a shows alrededor del schedule del día resulta mejor.

Sin embargo, por mucha comodidad aparente, la tarde aún tendría un reto más.

Una fuerte lluvia que, según periódicos locales dejó a más de 40 personas varadas en las inundaciones y que además cobrara dos vidas debido a descargas eléctricas, hizo de todo el desarrollo del Hellow Festival un proceso más delicado.

Comenzando por los encharcamientos en el festival y las extensas partes con lodo en las que los asistentes tuvieron que batallar una y otra vez, hubieron algunos shows (como el de Clubz), que se tuvieron que detener debido al riesgo de descargas eléctricas debido a la tormenta.

Un poco de mejora nos llegó con el paso del tiempo e incluso Clubz regresó al escenario para terminar su show.

Y aunque muchos problemas comenzaron a cocinarse entre el lodo, el frío y el calor, eventualmente alcanzamos los puntos más emocionantes del festival con la llegada de Justice.

Pese a que el live de Justice no logró ser aterrizado, el set que conformaron verdaderamente demostró un par de matices muy curiosos a lo largo de su show.

Primero arrancamos con ese clásico sonido de Justice que siempre nos podríamos esperar, para eventualmente llegar a un puente medio flojo en el que ni ellos mismos parecían estar muy en control de lo que sucedía.

Sin embargo, no puedo decir que no lo disfruté porque a final de cuentas, si de algo sirvió este gran DJ Set, fue para prepararnos para el motivo de la noche; nuestra verdadera razón para viajar a Hellow Festival.

A$AP Rocky

Casi 3 meses de dudas y especulaciones; de miedos, de nervios y de no saber si verdaderamente Suecia daría la oportunidad para que el rapero norteamericano pisara tierras mexicanas.

Con el paso del tiempo ya dábamos por hecho que ni de broma veríamos a Rocky presentándose en Hellow, pero varias circunstancias dieron las vueltas suficientes como para poder lograr la hazaña y al fin, darnos el show que tanto esperábamos.

“Everyone who fucks with me lemme see you building the biggest moshpit ever”

Mientras que creo que México conecta virtualmente con A$AP Rocky en los audífonos, dudo mucho que comprendamos al 100 de que va el show de un artista como este.

Rocky intentó animar a que el público realizara un moshpit gigantesco frente a él, pero creo que aquellos que le siguen en nuestro país, no son precisamente de la clase que disfrute de “manchar sus sneakers” y mucho menos entrar a un moshpit.

Por lo que yo diría que ese fue el primer corto circuito en todo el concierto de A$AP. ¿El segundo? Las terribles fallas de audio que terminaron por dejarnos casi 6 minutos (separados) sin audio.

El final fue algo flojo, el show en sí terminó siendo “meh”. A estas alturas lo único que podía salvarnos dentro de la propuesta mainstream era que J Balvin saliera o con Bad Bunny al escenario o al menos una botarga que se le pareciera…

Sólo eso podría rescatar el no tan emocionante paso de los artistas mainstream por Hellow.

¿Y saben qué? El cabrón Balvin lo hizo. Sí salió a conquistar y, efectivamente, salió con una botarga de Bad Bunny.

Varios tracks de “Oasis” se manifestaron en el escenario acompañado de “X” y otras joyas más, pero si tuviera que dedicarle unas palabras especiales a un momento específico de su concierto, lo haría con el divertido momento que construyó alrededor de “LA CANCIÓN”.

Él sabe lo importante que se ha convertido este track para su público y, en definitiva, logró explotar dicha conexión al no solo interpretarla fiel y completamente, sino además, decidió aventarse un momento de improvisación donde lágrimas, risas y baile se hicieron presentes.

¿Les conté que en efecto hubo una botarga de Bad Bunny?

Balvin decidió acompañarse de todos sus “amigos” (botargas) que definitivamente llenaron el escenario de color y culminó con uno de los shows más impresionantes de todo el Hellow.

Dudo mucho que vaya a haber una edición que se compare con lo que Kendrick Lamar realizó en 2017, pero estoy seguro que al menos, ese momento de lágrimas y perreo con “LA CANCIÓN”, dejó una huella importante en el festival.