Texto: Marisol Martinez

Han pasado ya veinte años desde que me ponía frente al televisor de la casa de mis abuelos para cazar por MTV el momento en el que “Baby One More Time” de Britney Spears comenzaba a sonar en las incipientes bocinas del aparato que aún conservo en la sala de mi casa. La verdad la tarea no era tan difícil (bueno para mi sí, porque no tenia ni diez años de edad) pues el tema sonaba una y otra y otra vez en el canal de música, cuando todavía ponían música.

¿Qué si sabía lo que decía Spears en su sencillo debut? Ni la menor idea. ¿Qué si me gustaba? Me fascinaba. Tan es así, que me aprendí la coreografía de principio a fin.

Con el tiempo y el paso de los años aprendí a atesorar el talento de aquella adolescente que años después, sería la encarnación de la crisis emocional a  la que cientos de mujeres son sometidas al rededor del mundo. Esa “Lucky” que logró salir victoriosa después de que la creyéramos muerta.Crecí junto con Britney, y me enseñó un montón de cosas sobre ser mujer, enamorarme, fracasar en el intento y renacer de entre las cenizas.

“Baby One More Time” es actualmente el sencillo mejor vendido en la carrera de Spears con alrededor de diez millones de copias desplazadas a nivel global. El tema fue originalmente pensado para el trío de pop/R&B de Atlanta TLC, pero al ser rechazado por sus integrantes, Max Martin vio en la dulce y joven Britney la oportunidad de hacerla una estrella con semejante tema para su debut.

¿El resultado? La historia que ya todos conocemos. La fama y el éxito alcanzaron a Brit de una manera tan avasalladora que de repente, no supo cómo manejarlo. Oportunistas, drogas, amor, fiesta, alcohol, dinero, lujos, todo lo tuvo de sobra, pero quizás, en el “Fondo de su roto corazón”, “la soledad la seguía matando”, justo como nos platicó la primera vez que la escuchamos cantar en “Baby One More Time”.