Por: Marisol Martinez

“Wey, está temblando”, eso fue lo último que escuché por el auricular antes de que el edificio en el que me encontraba, ubicado en la calle de Colima esquina con Tonalá, se estremeciera ante el sismo magnitud 7.1 que azotaría a la ciudad por segunda ocasión en un 19 de septiembre.

Salí aún caminando por la puerta principal hasta llegar a la calle, es ese segundo, ese instante, el momento que más recuerdo. Vi a mis compañeros de oficina caer como fichas de dominó por las mismas escaleras que segundos antes había cruzado. Los escalones serpenteaban, como si tuvieran vida propia; como si las entrañas les dolieran. Los propietarios del edificio contiguo rezaban hincados en el asfalto, pidiendo misericordia y perdón a un Dios que desde lo alto, observaba nuestra miseria. Todos los capitalinos y sus hijos bastardos (como yo) emprendimos el éxodo que nos regresaría a casa, ese que aún no hemos terminado.

Foto: Marisol Martínez

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Álvaro Obregón 286.

Como a eso de las 11:00 am recibí una llamada para ver si podía pasar a Av. Oaxaca a dejar un dinero que había recogido del show de una banda, que era urgente. Le comenté a mi amigo, que siempre si iba a salir para aquellos rumbos de la Roma y me dijo “Ah ,pues nos vemos ahí en el Imperial yo tengo que ir”  los planes habían cambiado un poco… ya estaba por llegar Av Oaxaca, el UBER marcaba 3 min (…) estaba casi bajando y se corto la llamada… Lo siguiente que escuche fue al señor de UBER diciendo “Dios santo esta temblando señorita! Queda muy lejos de aquí la Narvarte? Mi hija esta ahí! Esto esta muy fuerte!”.

Foto: Marisol Martínez

Me quede pasmada porque la gente empezó a entrar en pánico, lo siguiente que hice fue pegarle a la pared del imperial que se une con el centro comercial y en eso vi caer el edificio 286 y me quedé fría… Estaba muy asustada e impresionada. Lo siguiente que escuché fue al señor del Uber decirme “No corra, esta bien señorita?” y yo iba corriendo hacia Alvaro Obregón. Cuando reaccioné regrese al Imperial, durante el camino de regreso vi bardas caídas, gente en pánico total y yo no lograba entender que había pasado” – Alejandra Caballero, 29 años, Relaciones Públicas.

El edificio ubicado en Álvaro Obregón 286 registró el mayor número de pérdidas humanas en toda la ciudad, 49 en total. Cerca de las 4:00 am del 04 de octubre del 2017 el cuerpo de Rodolfo Molina fue el último en ser removido de este inmueble que presentaba diferentes anomalías de construcción desde el año 1997.

Foto: Marisol Martínez

Ahora, el predio en donde se encontraba este edifico de oficinas planea ser un Memorial del 19s a pesar de que nunca se les preguntó a los familiares de las víctimas si deseaban que los pocos recursos que hay , fueran destinados para ello.

Foto: Marisol Martínez

Multifamiliar de Tlalpan.

Las familias están viviendo en las canchas, sobre avenida Tlalpan” me comentaba Miguel con ojos de incredulidad sobre la situación que se vivía al sur de la ciudad, un territorio que no domino, en donde soy extranjera.

Hará una semana que visite la zona del Multifamiliar Tlalpan en donde 9 edificios quedaron severamente lesionados y uno más, el 1C, colapsó completamente sepultando a 9 personas. Mientras estoy tomando algunas fotos del perímetro que rodea la zona -ya no se puede accesar a ella- se me acerca una señora ,tendrá a lo mucho unos 50 años de edad, vestida con lo que a mi parecer, es un traje de tehuana.

Si quieres tómate una foto aquí, con el puño en alto, y súbela a tu Facebook, para que no nos olviden”.

Foto: Marisol Martínez

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Se me hace un nudo en la garganta, pero me animo a pedirle una foto. Se niega, prefiere que yo sea la que le tome una con la cámara que trae en el cuello. Parece un animal nocturno que vigila celosamente sus terruños, a pesar que de ahora sólo son escombros y varillas. Es una alma vieja que se niega a dejar el lugar en donde vivió por tantos años. Lo recorre de principio a fin, como buscando algo que se le quedó atrapado para siempre. Yo,  la miro desde lejos, no la quiero incomodar, al fin de cuentas, sigo siendo una extranjera.

Mi departamento estaba en el edificio que se derrumbó. Al principio, las autoridades sólo querían contribuir a la reconstrucción del inmueble que se cayó, pero mediante la asamblea de vecinos, logramos que los que quedaron en pie también sean rehabilitados” – Anónimo.

Le doy la mano, le agradezco sus palabras y la pierdo de vista. Mas tarde, mientras reviso las fotos de mi cámara, me doy cuenta que en una de las tomas es justamente ella la que está cruzando la calle, reconozco el traje de tehuana. No me di cuenta en qué momento presione el obturador. “Es ella“, le digo a Miguel.

Foto: Marisol Martínez

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Soriana de Taxqueña.

Mi recorrido continua por el sur de la ciudad, no muy lejos del Multi de Tlalpan en donde una sucursal de Soriana cedió antes los 7.1 grados del sismo. La zona se encuentra parcialmente perimetrada, sin vigilancia, es fácil accesar. Una vez dentro, parece que el tiempo se detuvo a las 13:14 horas de aquel 19 de septiembre.

La fachada y el muro contiguo continúan completamente destruidos. Bajo pesados bloques de cemento todavía se puede ver un carrito de súper y un teléfono público prensados por la rígida estructura. Llevan así cerca de un año.

Foto: Marisol Martínez

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Dentro de lo que una vez fue este Soriana, ahora reina un silencio sepulcral. Todavía se ven los vestigios de sus últimos artículos en venta: un árbol de navidad empolvado y roído, papeletas, una bandera que anunciaba el fin de las festividades patrias.

Según he investigado, los directivos de Grupo Gigante planean hacer de este lugar una central de transportes en colaboración con los vecinos y trabajadores de la zona. ¿Cuándo iniciarán? Quien sabe.

Foto: Marisol Martínez

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Chimalpopoca y Bolívar.

Me tocó estar ayudando y apoyando en la fábrica textil que se vino abajo en las calles de Chimalpopoca y Bolívar, llegue el día 20 de septiembre en la noche antes de que los militares prohibieran por completo el paso, traía mi cámara en la mochila pero durante los 3 días seguidos que estuve ahí la saque solo unos 25 min, preferí agarrar un pico o una pala y comenzar a ayudar”.

Foto: Marisol Martínez

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Llegue hasta la parte superior donde encontramos vestidos y ropa de mujer, también ya se empezaban a ver los carros aplastados por los pisos y las paredes, fueron momentos muy difíciles cuando pedían silencios masivos, solo escuchabas la lluvia caer sobre los cascos y pensabas “por favor que alguien este con vida” al final no hubo éxito, pero la gente seguía trabajando.

Los que ya estaban cansados dormían en tiendas de campaña improvisadas y entraba otro turno al relevo, nunca vi tanta solidaridad. En el último día se entonó el himno nacional sobre una superficie plana, habíamos quitado todo un edificio en ruinas, pero no encontramos a más personas con vida”Daniel Ojeda, fotoperiodista, 28 años. 

En esta fábrica textil fallecieron cerca de 20 personas, no se sabe con certeza cuántos fueron, pues los pocos papeles que habían se esfumaron junto con los escombros. La zona fue limpiada en tiempo récord y se sabe que las costureras que ahí laboraban, eran sometidas a prácticas de explotación laboral infrahumanas.

Foto: Marisol Martínez

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Colegio Enrique Rébsamen

Lo primero que viene a mi mente cuando recuerdo el 19-S es a mi sobrino de año y medio dormido en su carriola mientras mi casa crujía y se sacudía de un lado a otro. Después los gritos de angustia de las vecinas que corrían rápido por los niños de la primaria. Luego los soldados, nerviosos, en las calles, con sus camiones repletos de pueblo. Es quizá la primera vez en la historia que los ciudadanos se suben a los vehículos militares voluntariamente.

Más tarde revisar las listas con cientos de nombres mientras el olor a gas cubre las calles de la Condesa. Pronto llegó el llanto de la desesperación. El cuerpo sudado y el cabello lleno de polvo. Pero también recuerdo aquellos lugares donde siempre anduve de fiesta en la Roma totalmente oscuros emitiendo el eco de palas y picos, la advertencia de no sacar fotos a los cadáveres que salían de entre los escombros, el dolor en la punta del estómago al llegar al colegio Rébsamen”.

Foto: Marisol Martínez

El nudo permanente en la garganta, las piernas cansadas, el corazón acelerado, la piel chinita y el dolor en los brazos. Pero quizá lo que más recuerdo de aquellos días es a un padre de familia parado afuera de lo que era casa en Jojutla, Morelos, mostraba una foto del presidente Peña Nieto sobre las ruinas de su hogar. “Ayer me visitó el presidente, no pude recibirlo, estaba enterrando a mi hija y a mi esposa”. – Rogelio Vela, periodista, 32 años.

Foto: Marisol Martínez

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En el Colegio Enrique Rébsamen ubicado en la colonia Nueva Oriental Coapa fallecieron 27 personas, 19 de ellos niños que en su mayoría cursaban el segundo grado de primaria. Uno de los edificios -el más nuevo de todos- colapsó mientras los alumnos se dirigían a la zona de evacuación que seguramente, sus maestros les habían mostrado durante diferentes simulacros. Muchos no lograron llegar.

Diferentes peritajes indicaron que la causa principal del desplome del edificio se debió al departamento que la propietaria y directora del inmueble,  Mónica García Villegas, había mandado construir en el tercer piso. Quienes lo conocieron, aseguraban que tenía pisos de mármol y jacuzzi.

García Villegas continúa prófuga de la justicia, y en el lugar de lo hechos aún quedan los escombros de una de las zonas cero más sensibles del 19S.

En el edificio que permanece de pie aún se puede leer la palabra ‘SILENCIO’, como recordatorio de la negligencia que acabó con la vida de niños inocentes.

Foto: Marisol Martínez

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Ámsterdam y Laredo.

Era martes y era el segundo día que trabajaba en oficina nueva de la agencia. Nos mudamos de Guanajuato a Orizaba, ambas calles en Roma Norte. No sonó la alarma y un compañero notó que estaba temblando y salimos a la brevedad. Al salir a la calle (afortunadamente toda la agencia), pudimos observar que la iglesia de enfrente de desmoronaba de las cúpulas más pequeñas.

Fue impactante tener ese cuadro en la mente, sin embargo nos dirigimos al parque Río de Janeiro, aunque no podíamos sostenernos en pie. De inmediato respirábamos gas en lugar de aire fresco, y así fue las siguientes 24 hrs. Todavía en mis sueños recurrentes sobre sismos imaginarios, percibo ese olor. El más reciente fue apenas unos días, sigue siendo tan real aunque esté dormida”- Gisela Terrazas, 27 años.

Foto: Marisol Martínez

La delegación Cuauhtémoc fue la más castigada por el 19S en donde se concentró el mayor número de derrumbes, tal es el caso del edificio habitacional ubicado en Amsterdam y Laredo en donde fallecieron 5 personas, entre las que se encontraba la escritora Lorna Martínez Skossowska  y Elizabeth Esguerra, esposa del fotoperiodista Wesley Bocxe. 

De entre los escombros sobrevivieron el mismo Bocxe, quien cayó sobre un camellón contiguo después de subir a la azotea del edificio, Sergio Ruiz Castillo, quien quedó sepultado en el piso 3 junto a su madre y tío, Ramiro, un perro de raza pug y una tortuga reclamada 7 días después de los hechos.

Foto: Marisol Martínez

Foto: Marisol Martínez

Emiliano Zapata y Petén.

“Aquel día me encontraba en mi domicilio (5to piso), no pude evacuar el departamento, por un momento pensé que no la libraría, sin embargo, solo fue el susto. Para mi mala suerte, mi celular se quedó sin pila, no pude cargarlo a falta de energía eléctrica por lo que decidí salir a la calle a documentar lo que estaba pasando después de las 13:40hrs.

Las calles estaban “inundadas” de gente, el STCMetro, Metrobús, Tren Ligero, colapsaron. El primer inmueble que vi, se ubica muy cerca de mi barrio, Paseo de las Galias, colonia Lomas Estrella, Iztapalapa. 

Tras documentar 15 días ininterrumpidos y sin descanso todo lo originado por el sismo, tuve algunas secuelas que fueron tratadas por una psicóloga y sesiones de reiki: estrés postramaútico, ansiedad, pensamientos continuos de un posible sismo”. Gerardo Vieyra, 31 años, fotógrafo freelance. 

Foto: Marisol Martínez

Después de delegación Cuauhtémoc, la zonas sur y oriente de la ciudad fueron las más afectadas. Uno de los inmuebles cuyas tareas de rescate resultaron bastante difíciles fue el ubicado en Prolongación Petén 915, Col Emperadores, en donde 10 personas perdieron la vida.

En la planta baja del edificio se ubicaba una tintorería, que al parecer, sería la encargada de desatar conatos de incendio al interior de los escombros debido a las sustancias químicas que ahí se utilizaban.

Miguel Hernández Gallardo es uno de los tantos héroes sin capa del 19-S, pues una vez afuera del edificio, decidió regresar y apagar las calderas de la tintorería para evitar una explosión. Miguel no logró salir una segunda ocasión.

Foto: Marisol Martínez

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#Verificado19s y las redes sociales.

“Ver la necesidad de la gente para apoyar, pero sin tener la menor idea de cómo hacerlo, me impactó mucho. Por ejemplo, recuerdo ir caminando sobre Parque Delta y una imagen que me marcó fue una manta que decía ‘estamos en simulacro’, haciendo referencia al que había sucedido unas horas antes, pero al mismo tiempo, veía el humo del edificio que se acababa de desplomar en Viaducto.

Tenía claro que las primeras horas/días del desastre eran clave para la organización en redes, y sabía que por ahí era en donde yo podía ayudar, pero nos quedamos 4 días sin internet y eso me frustró mucho. Al mismo tiempo, no me podía salir de casa porque llegaba gente queriendo resguardarse. Al cabo de unos días surgió #Verificado19S, algo necesario y orgánico para entender la capacidad de las redes sociales y en donde me hubiera encantado aportar más, pero era eso o continuar apoyando a la gente cercana. 

Foto: Marisol Martínez

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Ayudar para sentir que uno forma parte de algo, y así, mitigar la impotencia, se me hace algo muy interesante. 

A un año del 19-S no se ha planteado ningún protocolo oficial de cómo actuar ante una catástrofe de este tipo. Falta mucho por sistematizar.

También, creo que no hemos tenido el tiempo de hacer una catarsis emocional al respecto. Hay personas que a seis meses de lo sucedido se soltaban a llorar  en un encuentro que tuvimos en la Universidad de la Comunicación. Hay que vivir un luto colectivo y lidiar con el trauma entre todos”- Julian Woodside, escritor. 

Foto: Marisol Martínez

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