Texto: Marisol Martínez.

Muy poco dejó Jakob Hartmann plasmado en redes sociales como para siquiera empezar a bosquejar una idea del porqué decidió acabar con su vida la mañana de hoy (10 de septiembre) dentro de las instalaciones de la PrepaTec Valle alto, en Monterrey, Nuevo León. Su cuerpo fue encontrado en los baños del campus, con un tiro fatal en la cabeza, tenía tan sólo 18 años de edad y cursaba el quinto semestre de preparatoria, toda una “vida por delante”, como nos gusta decir.

Su perfil de FB luce bastante árido en comparación con otros de personas de su edad, apenas unas cuantas fotos con amigas, apenas unos cuantos posteos en donde resalta el orgullo que sentía por su alma mater, quizás por eso decidió matarse ahí, nunca lo sabremos son seguridad.

Jakob se suicidó en el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicido en donde la ironía supero a la realidad. En donde hay más preguntas que respuestas, sin saber a ciencia cierta si alguien podría haber hecho algo para evitar su muerte.

Pero hay muchas cosas que sabemos con bastante seguridad.

De acuerdo a información proporcionada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada 40 segundos una persona comete suicidio en el mundo, y al año, cerca de 800 mil.

En México, el panorama no luce para nada alentador, pues del 2012 al 2016 el número de suicidios aumentó en un 15% (de 5,550 a 6,370 casos, dados mayormente en la población masculina), principalmente por la falta de oportunidadesadicciones y exposición a violencia y estrés.

Otro informe, pero esta vez publicado en el Atlas de Salud Mental de la OMS, sugirió que los países que tienen menos ingresos económicos no cuentan con un programa nacional de prevención contra el suicidio, y la situación empeora al saber que solamente el 10% de los países con una base económica lo suficientemente fuerte lo tienen.

Dentro del país se destina únicamente el 2% del presupuesto federal para atender enfermedades y trastornos asociados con el suicidio. Parece que nos han dejado solos.

¿Cuáles son los esfuerzos en pro de la prevención del suicidio?

Diferentes estudios han comprobado que el abuso de sustancias tóxicas y y el padecimiento de trastornos mentales tales como la depresión o ansiedad juegan un papel importantísimo en la personas con tendencias suicidas, pero esto no siempre es así, pues existen numerosos casos en donde la persona que se quitó la vida no presentaba tendencias de este índole.  No “sabían que haría eso”, porque “nunca se había portado raro”, “no sabían que estaba sufriendo tanto”. 

Según la misma OMS, para el 2020, la depresión será será la segunda causa de discapacidad en el mundo, y la primera en países en vías de desarrollo como México.

LA DEPRESIÓN ES UNA ENFERMADAD CLÍNICA SEVERA, NO UN SENTIMIENTO DE TRISTEZA PASAJERO. 

La depresión es el principal problema en material de salud mental, pues afecta a personas que van desde los 14 a los 35 años de edad considerada como la primera causa mundial de suicidio, y aunque es real que existe cierta predisposición genética en algunos individuos, el ambiente en el que se desenvuelve el paciente es crucial para su desarrollo.

“Si solo se pudiera hacer una cosa para combatir la depresión, esa tendría que ser asegurarse de que la gente tenga acceso a ayuda clínica. Hay muchas personas que no tienen diagnóstico, ni acceso al tratamiento que necesitan”- asevera la doctora  Cathryn Lewis, investigadora en genética estadística de la División de Medicina Genética y Molecular del King’s College de Londres.

¿La historia de Jakob Hartmann hubiera sido distinta si alguien le hubiera extendido la ayuda social y clínica que necesitaba?

Quizás, aunque también es valido aceptar que nadie está obligado a ceder ante la presión de estar vivo, ante esta situación que nos fue impuesta desde el día cero.

Seamos empáticos, acerquémonos a nuestros seres queridos, comencemos a tejer una red de ayuda en la que nadie se sienta vulnerado, o peor aún, invisibilizado. Preguntemos, ayudemos y direccionemos nuestros esfuerzos para ser un país más consciente de que el suicidio, la depresión y demás problemas de índole mental son una severa realidad que día con día, acecha a las personas que más queremos.

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