¿Cual es el valor real de una sesión musical?

¿Por qué nos llama el mirar a nuestra banda favorita en un formato de sesión? ¿Por qué nos interesa tanto verles dentro del estudio interpretando nuestras canciones favoritas?

¿Tiene un valor promocional solamente? ¿Es porque añaden algo extra? ¿Qué sucede durante dicha sesión que nos llama, y nos hace sentir que estamos viendo algo diferente?

Creo que el origen de esto recae en la experiencia “en vivo”. Mirar a una banda arriba del escenario, ofrece sensaciones imposibles de imitar en los audífonos; el ruido, el movimiento, las luces, las experiencias y los ambientes. Una banda en vivo simplemente cautiva y crea recuerdos; por eso es que pagamos por ver un live show.

Sin embargo, cuando ver a tu banda favorita en vivo no es una opción, recurrimos entonces a las sesiones: Un espacio más íntimo, pequeño, sincero, en el que las bandas efectivamente interpretan las canciones que ya conocemos, pero simultáneamente lo hacen fuera de la línea marcada por un estudio o productor.

Son ellos mismos. Son las canciones que tocan. Son como ver a viejos amigos tocar en su cuarto y por eso, es que es importante seguir ofreciendo este formato a la gente. 

Dentro de todas las sesiones que múltiples medios y estudios ofrecen a nivel global, KEXP es sin lugar a dudas el espacio más interesante para admirar a proyectos alternativos de todo el mundo.

En algún momento tuvieron a 60 Tigres de Monterrey, a Los Blenders de CDMX, a Sotomayor por igual y es posible que 2018 vea a Mint Field o hasta Dromedarios Mágicos. Pero en lo que unas sucedieron hace 1 año y otras están por suscitarse, nosotros decidimos recopilar 5 de las sesiones que más nos estremecieron y transmitieron, precisamente, todo lo descrito en este texto en cuanto a “sesiones musicales”.

Desde el relajado toque de Mac DeMarco y la genialidad de Juana Molina (figura), hasta las explosiones de King Gizzard y el exquisito trabajo de Beach Fossils.

Ojalá las disfruten tanto como nosotros:




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