Decir que es una máquina de tortura es algo injusto cuando más bien se trata de un instrumento musical capaz de producir una bella melodía, pero esa es la imagen que vino a la mente, como algo extraído de una pesadilla de Kafka.

Martin Molin es el científico loco que construyó este increíble instrumento y que compuso la canción que escuchas, llamada “Wintergatan”. Más que un instrumento, es una máquina que produce su melodía por medio de 2 mil canicas. Además del xilófono, esta maravilla también incorpora percusiones y un bajo.

En serio, te vas a quedar encantado.