Todos somos fanáticos de los conciertos y hay pocas cosas en el mundo que nos guste más que ir a uno dónde podemos escuchar a nuestra banda favorita en vivo. Antes de que tuvieras una beca en la universidad o consiguieras tu primer trabajo, seguro sufriste algunas de las cosas mencionadas en la lista de aquí abajo, pues todos alguna vez fuimos estudiantes o pasantes y no teníamos ni un varo para darnos el lujo de comprarnos un refresco, una pizza y hasta la mercancía oficial de la banda.
Estas son las cosas por las que más sufrimos cuando asistíamos a conciertos y no había nada de varo.
Tomarte una cerveza. Realmente sólo podías comprarte una cerveza, sino te tenías que regresar caminando a tu casa desde quién sabe dónde y todo porque te dio sed en el momento menos indicado.
¿Regresarte en Uber? ¿Cuál Uber? Eso es nuevo y si queríamos regresarnos a casa en taxi, los taxistas se querían pasar de la raya queriéndote cobrar más de $250 pesos por un trayecto dónde regularmente suelen cobrarte $50 pesos.
Salirte antes de que termine. O tus papás te querían temprano en la casa o temías por tu vida cada que salías de un concierto y el área estaba más fea que cualquier barrio bravo. Además, siempre tenías que correr al metro o al camión para alcanzar pasaje.
Olvídate de los souvenirs… No podías llegar el día siguiente del concierto a presumir tu nueva playera en la escuela o andar por la oficina con la taza “oficial” del evento porque seguro fue fin de quincena.
Ligar. Aunque sea difícil de aceptar, debes reconocer que necesitas al menos un poco de dinero para ligar, ya sea para invitarle un refresco o una cerveza a la persona en cuestión. O si llegó a pasar algo más, seguro no tenías dinero para pagar el taxi.
Nada de cenar. Aunque la comida que venden en los conciertos no es la mejor, si salías de tu casa sin probar un bocado, seguro para la tercera canción ya te estarías desmayando, pues brincar, sudar, y cantar con el estómago vacío son una pésima combinación.
Compartir… Este punto de la lista no tiene que ser malo, ya que si ibas con un grupo de amigos te la pasabas mejor. El verdadero problema venía cuando a alguien le daba sed o hambre y tenían que hacer coperacha para comprar algo que claramente no alcanzaría para todos.
