Una vez más, el terrorismo vuelve a pisar el terreno de la música en Europa aunque en esta ocasión los daños no tuvieron tanto alcance. El suceso más reciente ocurrió anoche en la ciudad alemana de Ansbach, cuando un migrante sirio intentó detonarse a sí mismo en un pequeño festival de música de 2,500 asistentes.

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Afortunadamente, elementos de seguridad le negaron el acceso a este hombre de 27 años de edad, por lo que la bomba que cargaba en su mochila explotó en las afueras del festival, cerca de un bar. The New York Times reportó que el único fallecido fue el mismo atacante aunque 12 personas salieron heridas, tres de ellas de gravedad.

“Aun no sabemos si el atacante solo quería cometer suicido o si tenía la intención de matar más gente,” dijo el ministro del interior en una conferencia. El migrante sirio que murió afuera del festival intentó tramitar su asilo como refugiado en Alemania, pero éste le fue negado, por lo que intentó quitarse la vida en dos ocasiones anteriores.

En medio de toda la polémica y el caos en Europa por el vínculo entre la crisis migratoria y los ataques terroristas, la música no se ha salvado de este conflicto. En noviembre de 2015, 89 personas murieron en el foro parisino Le Bataclan durante un concierto de Eagles of Death Metal.

En Estados Unidos también se han registrado este tipo de ataques. Hace poco más de un mes, 49 personas murieron en un club nocturno de Orlando cuando un terrorista abrió fuego contra la gente.