Ser desorganizado nunca antes había sido algo bueno, pero te podemos asegurar que es mejor que ser organizado. Las razones son varias, así que si quieres dejar de sentirte mal porque te critican por ser desorganizado, chécalas ahora.
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Las razones por las que ser desorganizado es mejor que ser organizado
1. No te obsesionas. Las personas organizadas cuando llegan a casa y sienten algo fuera de lugar, comienzan a estresarse y obsesionarse en encontrar eso que creen está desacomodado. Tú, como ser desorganizado, jamás sufres de este mal.
2. Te emocionas cuando encuentras algo. Dinero, un dulce o lo que sea. Metes la mano en el bolsillo y sacas ese billete que no recordabas estuviera ahí. Los organizados no viven esas emociones fuertes.
3. Disfrutas más del tiempo. Porque no tardas horas en acomodar tus cosas. Tienes más tiempo libre, lo que te permite convivir con tus amigos, ir al cine o hacer lo que quieras sin ninguna preocupación. Además tienes más energía que alguien que ya se cansó acomodando todo lo que le rodea.
4. Existen más sorpresas en tu vida. Al igual que cuando encuentras cosas, de repente surgen eventos que no recordabas porque no los habías anotado en ningún lado. Hay más emociones en la vida de un ser desorganizado.
5. Tu mente es más ágil. Tu tipo de pensamiento es más creativo que el racional de una persona organizada. Por lo que puedes generar muchas ideas a grandes velocidades y sintetizarlas como nadie.
6. Eres súper adaptable. Las personas organizadas quieren todo como ellos lo imaginan, de lo contrario se sienten extraños si alguna situación o persona son todo lo contrario a su mundo de “perfección”. Es un caso diferente cuando se trata de un ser desorganizado, quien no tiene problema ante lo nuevo.
7. Se te facilita la solución de problemas. Dentro de tu mente desorganizada se encuentra un orden que te permite solucionar cualquier cosa que se te presente. Como los organizados viven con una fórmula mental que si se las cambian chocan por dentro, tú inventas la propia y encuentras la solución rápidamente.
8. Jamás te aferras a una agenda. Te puedes levantar tarde y saltarte el desayuno, pero jamás lo sufrirás. Te vas acoplando poco a poco con lo que se te va presentando en tu día.
