2014 no ha sido un año fácil para la música. Las ventas han estado, en general, por los suelos; ha habido pocos lanzamientos que de verdad generen terremotos mundiales (o al menos locales) hemos atestiguado una oleada alarmante de muertes en festivales, y quedan muy pocos meses para que acabe el año y pase a la historia como uno de los peores de la última década, si a música se refiere.

Pero en medio de tanta cosa no tan agradable, hay una legión de personajes talentosos, muy jóvenes, que quizá sin querer están demostrando que esto no necesariamente es una crisis, sino una transición, una etapa de reacomodo. De entre ellos, hay uno en particular que nos hizo levantar la ceja más de una vez. Se trata de Scott Helman.

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Tiene menos de 20 años, y se abrió paso en una de las industrias más saludables y competidas del mundo (la canadiense) con dos instrumentos: una guitarra y su voz. En tiempos como estos, eso es mucho decir.
Su primera guitarra la tuvo a los 9 años, y a los 15, terminando de tocar frente a unos amigos en un show amateur decidió que esto es lo que quería hacer de por vida. Y no va nada mal. Tiene un contrato jugoso y productivo con una de las disqueras más grandes del mundo, y ha logrado entrar a las posiciones más altas de las listas de Canadá sin despeinarse. ¿Qué sigue? La internacionalización.

¿Ustedes creen que tiene lo que se necesita para lograrlo?? Denle click y escúchenlo. Y ahí nos dicen qué opinan.