Con tan sólo 2 miembros originales restantes y después de 36 años de carrera, Echo & The Bunnymen regresa con Meteorites, un nuevo disco producido por Youth (The Verve, Killing Joke y Embrance).

Considerando un total de 12 discos, es inevitable preguntarse dónde encaja Meteorites en el imaginario de la banda. Pues bien, éste muestra un lado más positivo del grupo, al mismo tiempo que refuerza todo lo que construyeron al ser parte de una generación oscura, de la cual pocas agrupaciones lograron mantenerse en pie.

Descrito por Ian McCulloch, su vocalista fundador, como un álbum creado con el alma (y un bajo) más que con el cerebro y corazón,  Meteorites abre con una canción homónima, profunda y esperanzadora para los fans, la cual –aunque alejada del sonido post-punk y new-wave que les dio fama en los ochenta– sirve de overtura digna para una película “western” con un halo nebuloso (sello de Echo & The Bunnymen, aún en sus piezas más felices), y para dar pie a uno de esos pegajosos coros britpop que se cantan mejor en estadios.

Sin embargo, conforme avanza el disco, no damos cuenta que la grandeza de los primeros minutos no es suficiente para crear el álbum que esperarían los fans que en 1983 se cautivaron con Porcupine. Y es que a pesar de que para Ian McCulloch este disco significa un renacimiento y nueva etapa como persona, la realidad es que las canciones no alcanzan a tocar las fibras emocionales que el grupo en el algún punto de su historia tocaba.

Aun con esto, podemos encontrar grandes joyas como “Lovers On The Run” y “Constantinople”; pieza saturada, distorsionada y llena de ecos que nos hace extrañar la época en la que Echo & The Bunnymen, The Cure o Joy Division satisfacían a una generación hambrienta de melancolía, distorsiones y reverb.

Meteorites cierra con “New Horizons”, una melancólica despedida que no hace más que subrayar el gris momento en donde se encuentran. Echo & The Bunnymen siempre pintó para ser una de las más importantes bandas de la música contemporánea, pero se quedó a un paso de la gloria, tanto por los constantes cambios de integrantes, como por el paso del tiempo y generaciones.

Al final, Meteorites se experimenta como cuando uno visita algún lugar querido de su infancia, y todo lo que recordabas bonito, espacioso o divertido, de pronto ya no lo parece tanto.

Pueden escuchar el disco completo en este enlace.