Chicago es impresionante, desde antes de poner un pie en la ciudad, los edificios, el famoso “skyline” y la arquitectura de la ciudad nos emocionaron. Después de un día en el que pudimos caminar un poco y conocer los alrededores del Grant Park, nuestro festival empezó, un tanto accidentado, pero emocionante.
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Debido a una confusión de logística del festival, caminamos cerca de dos kilómetros, de puerta en puerta, hasta que un guardia de seguridad de apiadó de nosotros y nos dejó entrar por una puerta en la que supuestamente no debería entrar prensa. Esto hizo que llegáramos corriendo a ver a la primera banda de nuestro itinerario, Into It Over It. Es muy gratificante ver cómo ha crecido el proyecto de Evan Weiss, quien además, jugaba de local.
Después fuimos hasta el otro extremo para ver a Kodaline, quienes se retrasaron 20 minutos, pero esto no impidió que sus fans se emocionaran y cantaran todas sus canciones. De ahí, la siguiente parada fue Bombay Bicycle Club, habían pasado algunos años desde que los vimos en la Ciudad de México en El Plaza Condesa. La evolución de la banda se nota en cada canción que interpretan, se ven mucho más maduros, seguros y sobretodo, contentos. Es padre cuando una banda que vimos en un foro relativamente pequeño se presenta en el escenario principal de uno de los festivales más importantes del mundo.
Por tercera vez en el año pudimos ver a Warpaint, y sí, nos emocionaron igual que cada una de las veces anteriores. Su show está tan amarrado, no sólo musical, sino emocionalmente, que es imposible no tener la piel chinita cuando las cuatro chicas están sobre el escenario. A pesar de la lluvia que atacó su presentación, la gente se quedó firme disfrutando y cantando, con una gran sonrisa en el rostro.
Uno de los momentos que estábamos esperando llegó poco antes de las 5 de la tarde. Por fin veríamos a Interpol después de su receso en vivo, en el que compusieron El Pintor y se dedicaron a proyectos personales. En cuanto Paul Banks y sus muchachos subieron al escenario, la euforia colectiva no se hizo esperar. Su set estuvo compuesto básicamente de canciones de sus dos primeros álbumes (Turn On The Bright Lights y Antics). Aunque nos hubiera gustado escuchar más canciones nuevas, el grupo neoyorkino nos deleitó con las dos que ya conocemos y que incluso la gente ya coreaba: “All the Rage Back Home” y “Anywhere”. El fondo del escenario estaba adornado con una manta con la portada de El Pintor pero en escala de grises, muy adhoc con su vestimenta.
AFI fueron los siguientes en la lista, con un set muy parecido al que vimos a principio de año en el Vive Latino, el grupo de California dio un show muy energético y emocionante. Los guardias de seguridad estaban un poco preocupados de que los fans fueran a perder el control, afortunadamente no pasó.
Ya cerca del final del primer día de Lollapalooza, vimos a la sueca Lykke Li, se mostró segura, confiada y sobretodo, agusto arriba del escenario. Acompañada de su banda (todos vestidos de negro), presentó canciones de su recién lanzado álbum Never Learn.
De ahí, el gran final del día uno nos esperaba, los Arctic Monkeys. Alex Turner, Matt Helders, Jamie Cook y Nick O’Malley subieron al escenario con toda la actitud del mundo, dispuestos a conquistar el corazón de Chicago. El escenario tenía únicamente en el fondo la portada del álbum AM recreada con luces que prendían y apagaban al ritmo de sus canciones. “Do I Wanna Know?” fue la canción con la que decidieron empezar su set y llevarse en cuestión de segundos, a todos el público a la bolsa. Se nota que la banda ha estado de gira por bastante tiempo, ya que nunca los habíamos visto tan cómodos como la noche del viernes en Lollapalooza.