El nuevo sonido de Phantogram se relaciona mejor con la fotografía de Sarah Barthel y Josh Carter en la portada, que con el título de éste su segundo álbum de estudio. Voices es un trabajo sobrio y sombrío que en momentos se acompaña de pequeños destellos de luz que le dan vida. Por otro lado, las voces de este nuevo disco representan mucho, aunque la de Sarah es la que domina y le da una personalidad a todo lo que el dúo trae este año.

Después de cinco años de su debut oficial y un camino que vio varios EP’s, su llegada a Republic Records incluye la ayuda de la mente maestra del productor John Hill, quien anteriormente ha trabajado con M.I.A., Devo, Lykke Li y hasta Rihanna y Shakira. Él también estuvo involucrado en el primer EP de Phantogram, lo que probablemente haya influido en el camino del dúo para llegar a lo que ahora nos presenta.

La oscuridad de ambos músicos sigue presente en este trabajo, de eso no hay duda. Quizá la gran diferencia es que tanto los arreglos como los matices sonoros y vocales, son mucho más avanzados que antes. “Nothing But Trouble”, la canción que abre su nuevo disco, recrea la escena tradicional del synth-pop europeo pero con un solo de guitarra lleno de disonancias que emociona y genera curiosidad en los oídos. Queremos más, Phantogram.

Ambos músicos neoyorquinos son precisos. Cada uno de los detalles detrás de las voces suenan pensados y con una inteligencia permeada en ellos. Aunque en canciones como “Never Going Home” y “The Day You Died”, donde participa Josh en la voz, son menos experimentales que las demás, se nota el cuidado de los detalles. Ésta última, por ejemplo, tiene una estructura sencilla pero irradia más entusiasmo y brillo que cualquiera de los otros 10 tracks.

Si voltean atrás y escuchan su disco debut Eyelid Movies, recordarán esos momentos gloriosos donde el trip hop hacía su parte. En Voices, particularmente en una canción como “Bad Dreams”, reaparece como uno de los pocos instantes del género pero con un espíritu un tanto más arriesgado. Incluso la voz de Sarah juega con figuras y agudezas que van más allá de parecer melancólicas.

Pero la dulzura de una banda como Phantogram no puede pasar desapercibida. Sarah y Josh combinan momentos violentos y filosos con canciones como “Bill Murray” y “I Don’t Blame You”. La primera una balada llena de melancolía (que a ellos los remite a una cara triste del actor) y la segunda otra intervención de voz masculina pero a un nivel mucho más esperanzador. Esos momentos de luz que existen en Voices son los que hacen de este álbum un paso grande en la carrera del dúo.

Sin juzgar injustificadamente a proyectos de sintetizadores alegres, Phantogram retoma su oscuridad y nos la ofrece como una prueba más de lo que los estados de ánimo provocan. Voices es la excepción de la regla del segundo disco y por el contrario, un gran momento de madurez y creatividad de los neoyorquinos.