Ayer por la noche, el chileno regresó al Lunario del Auditorio Nacional, foro en el que el año pasado se consagró como uno de los artistas latinoamericanos más queridos en México. Comenzando en el 2007, sus conciertos en nuestros país han sido increíbles, cada uno ellos totalmente diferente al anterior; desde él tocando solo con su guitarra, hasta en medio de un ajetreado Vive Latino, o en una pequeña esquina del bar Gómez de Monterrey.
Lo que Gepe logra hacer en discos, sólo es superado por lo que hace cuando lo tienes ahí en frente, cuando te canta a ti aquellas palabras que ya has memorizado, y que bien podrían ser tuyas de tan cercanas que son. Él, una guitarrista y un “hombre máquina” que operaba secuencias, pads y cajas de ritmo, además de los movimientos ideados por Yeimy Navarro, mostraron una total actitud de agradecimiento, una enorme sonrisa en el rostro y aprovecharon para tocar canciones nuevas, así como un hermoso cover acústico a “Las Flores” de Café Tacvba.
El show tuvo muchas canciones del álbum GP como “Fruta y Te”, “Con un solo zapato no se puede caminar”, “Bacan tu casa”, “Campos Magnéticos”, “En la naturaleza (4-3-2-1-0)”, “Bailar Bien Bailar Mal” y “Bomba Chaya”, con la cual invitó a que toda Latinoamérica se uniera, y armó una gran fiesta con batucada y confeti integrado.
Además de los éxitos del más reciente álbum, Gepe deleitó a sus fans con cortes de su disco Audiovisión como “12 minerales”, “Amigos vecinos”, “Por la ventana” y “Alfabeto”. Durante el concierto, pudimos escuchar un par de canciones nuevas en las que el chileno explora un lado más cercano al hip-hop y al pop, pero conservando el toque andino que tanto lo ha caracterizado, en este caso, acompañado de algunas canciones por Juan Manuel Torreblanca.
Gepe se mostró sumamente feliz y conmovido durante todo su concierto, constantemente mencionaba a Latinoamérica y cómo México se ha convertido en su segundo hogar, y no era para menos, durante todo el show, sus fans gritaron y cantaron cada una de las canciones y se entregaron al máximo, hecho que el andino agradeció.