Hace pocos días, policías supuestamente en estado de ebriedad (de acuerdo a Aristegui Noticias), detuvieron con violencia un concierto en el cual se presentaría Panteón Rococó por Ayotzinapa en Guerrero. Mientras que ayer, de acuerdo a información de Milenio, Belanova dio un concierto “por la paz” en Guerrero financiado por el gobierno federal. Con toda la polémica detrás de los lamentables hechos de Ayotzinapa e información como la publicada en un reportaje de Proceso, resulta muy extraño que de pronto el gobierno haga algo así.

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¿Por qué Belanova puede pedir paz por México mientras que Panteón Rococó o Los Cojolites no? Esto no se trata de gustos, ni géneros, sino del poder de la música para comunicar, concientizar y movilizar. Así como han sucedido los hechos, pareciera que el estado mexicano trata de controlar incluso la música que está permitida. ¿De verdad hemos vuelto a esos terribles días de México? El solo hecho de pensarlo nos aterra, pero los hechos mandan un mensaje muy claro.

El gobierno apagó la voz de algunos grupos que pedían paz por Ayotzinapa, mientras que le paga a otros por hacer lo mismo. La diferencia es que los primeros tienen una carrera construida alrededor de su crítica política y social y los segundos tienen un mensaje inocuo y vacío.

De acuerdo a Milenio, la vocalista de Belanova exclamó desde su concierto:

Por eso estamos aquí, no queremos que el país simplemente se inunde de tristeza que se percibe en todo los sentidos, alguna vez lo viví en mi estado, Sinaloa, donde la gente ya no quiere tocar ni ir a los conciertos, y no queremos que pase esto con Guerrero, porque, a pesar de todo, la juventud no deja de ser el futuro.

¿Nadie le habrá avisado lo que pasó con Panteón Rococó días antes?

¿Qué opinan ustedes sobre estos conciertos financiados por el gobierno alrededor del caso Ayotzinapa?