Recuerdo que a principios de 2013 me tocó leer sobre “la LJ” sin tener idea de qué era eso. Al poco tiempo descubrí que, afectivamente, los fans de Little Jesus llaman así a la banda. A partir de ese momento poco a poco vi el crecimiento de Little Jesus en un frenético año que terminó con el lanzamiento de su primer álbum, Norte. Si soy honesto en un principio no veía el atractivo de Little Jesus. Sí sonaban bien pero no me convencían del todo, no los veía como algo extraordinario. Hasta que llegó Norte….

¿Alguna vez se han preguntado, por qué sus bandas favoritas eligen ciertos sencillos? Yo sí, todo el tiempo, en el 90% de mis álbumes favoritos pienso que alguien escogió mal un sencillo. El dilema con Norte de Little Jesus es completamente opuesto: ¿qué canción no debe de ser sencillo?

Apenas escuchen diez minutos del disco se darán cuenta de que ya perdieron el control de su cuerpo. Una parte estará tarareando canciones que suenan familiares, pero no se saben, otra estará moviendo los pies al ritmo de la canción y otra estará utilizando sus manos al ritmo de las percusiones de la canción. Cada uno de los temas de Norte tienen el potencial de ser un éxito, pero sin caer en los clichés que plagan el pop en español. Es verdaderamente refrescante poder escuchar a una banda mexicana que haga música tan alegre, disfrutable y con identidad propia. Esa es otra de las grandes virtudes de Little Jesus, corrección, esa es la gran virtud de Little Jesus: no suenan a otra banda que no sea Little Jesus.

Claro, hay muchas influencias detrás de su sonido, pero es una joven banda que en tan sólo un disco encontró una identidad propia, algo que muchos actos pasan toda una carrera tratando de forjar. Las letras también son un reflejo de eso. A primera vista no hay una conexión obvia entre las canciones, parece no haber un tema principal, pero en un segundo análisis encontrarán que hay una “tristeza feliz” que se esparce por todo el disco (el propio Santiago, vocalista de la banda, así lo describe).

Sí, querrán bailar y se sentirán alegres por la música de canciones como “Color”, pero al escuchar la frase “somos como audífonos sin conectar” inevitablemente sentirán un hueco en el estómago. Lo mismo sucede con “Cretino”, una canción de desprecio que si fuera instrumental quedaría perfecta en el soundtrack de una calurosa tarde de verano. Otras canciones como “Berlín” y la acelerada “Truco” parecen alejarse de la tierra y concentrase más en un mundo de sueños, pero al igual que en las otras parece haber una dualidad entre el sonido feliz de la banda y cierta nostalgia soñadora que puede inspirar todo tipo de emociones en el escucha.

La última canción del disco, “Sur”, es la que es radicalmente diferente al resto del disco pero resulta ser la más emocionante. Según Santiago, “habla de todo lo que habla Norte” en una canción. A mi parecer, el título, su posición dentro del álbum y su diferente sonido la convierten en un puente. Todavía hay esa “tristeza feliz”, pero más que eso hay una evolución musical que emociona, hay elementos que no escuchamos en el resto del disco como una caja de ritmos que lleva el sonido de la banda en una nueva y emocionante dirección. Como un pequeño teaser de lo que podría venir en el siguiente capítulo de la historia de Little Jesus. Una canción diferente pero con el mismo corazón, la formula que sólo los grandes dominan.

Fue así que con Norte yo también me convertí en creyente de Little Jesus, un gran debut que muestra a una banda segura de sí misma, con un futuro prometedor y con un sonido propio. La primera de su generación en lograr tan difícil hazaña, esperemos que inspiren a muchos.

Aquí pueden escuchar el disco completo y además leer un track por track de Santiago.