Cuando una banda refleja explícitamente sus influencias musicales, no quiere decir que no exista un sonido propio o una propuesta diferente. De hecho, es una gran virtud el tener la capacidad de retomar la esencia de muchas otras bandas y depositarla en ideas y sonidos modernos. Tal es el caso de The Black Angels y su cuarto disco de estudio Indigo Meadow, el cual desde el inicio, con la canción que le da nombre a esta nueva producción, muestra una gama de melodías psicodélicas que me recuerdan a bandas clásicas como Black Sabbath, pero que al mismo tiempo se mezclan con arreglos modernos como los que llegan a utilizar The Black Keys o Black Rebel Motorcycle Club.

Christian Bland, Alex Maas, Stephanie Bailey y Kyle Hunt, los cuatro miembros de esta banda de Austin, Texas, nos presentan un álbum que no dista mucho de sus antiguos trabajos pero que con mayor psicodelia, logra jugar libremente con elementos del pasado para traerlos al presente. Canciones como “Love Me Forever” y “Always Maybe” son las que impregnan de cierta melancolía ácida al disco, ésta última, sobresale entre las demás como uno de los tracks que más se podría comparar con algunas de las canciones de The Kills o incluso de The Dead Weather, sencillamente por las guitarras y las figuras vocales de Alex Maas.

Los sonidos en Indigo Meadow, a pesar de que encuentran un punto en común a lo largo de los 13 tracks, algunas veces se independizan y logran darle al disco algo de diversidad. “Holland”, por ejemplo, es una canción que contiene elementos de experimentación, ecos y sonidos sucios que convergen entre sí, mientras que “Twisted Light”, contrapone estos mismos elementos con guitarras más pesadas y compactas. Un salto en el rock psicodélico, tal como lo dijeron The Black Angels cuando dieron a conocer su primer sencillo “Don’t Play with Guns”, es lo que sutilmente se puede sentir en este nuevo disco.

Con un tracklist de canciones relativamente cortas (sólo cuatro de ellas rebasan los cuatro minutos), el cuarto esfuerzo de esta banda resulta fluido y es notable su intención de no apabullar el oído ni hacer monótona su escucha. Justo el cierre con “Black isn’t Black”, es una salida suave y menos psicodélica que me llevó de la mano a un final más moderno y con un carácter distinto, más apegado al lado visceral de The Black Angels.