En la mitología hindú, Matangi es la diosa del aprendizaje y de la música. Es un personaje al que se le puede rezar para vencer enemigos, atraer a la gente, ganar conocimiento supremo y hasta superpoderes. También es la razón por la que M.I.A. está de regreso.

Tras Maya (2010), Mathangi “Maya” Arulpragasam (su nombre real) perdió la motivación por hacer música  y se enfrentó a lidiar con diferentes situaciones personales que la llevarían a terminar una relación sentimental, ser demandada por la NFL tras su polémica participación en el Superbowl XLVI y dejar en el limbo un cuarto álbum, uno que parece ser, hasta la fecha, el más difícil de componer.

En la búsqueda por encontrar de nuevo el gusto por la música, descubrió que la diosa Matangi y ella tenían cosas en común, más allá del nombre, cosas como la libertad de expresión y la búsqueda de la verdad, temas que han apasionado a Arulpragasam desde siempre. Tras un retraso de casi un año, por fin podemos escuchar el nuevo disco de M.I.A.

Pensar que lo que contendría Matangi sería completamente diferente a lo que ya habíamos oído en sus tres discos anteriores, sería ingenuo. Fue suficiente con conocer “Bad Girls” y “Bring The Noize” para entender que M.I.A. nunca ha abandonado su estilo, pero al mismo tiempo sigue manteniéndose inventiva y lo suficientemente relevante como para tener algo qué decir.

Canciones como “Matangi”, “Warriors” y “Lights” demuestran continuidad en el trabajo originalmente presentado allá por 2005; por su parte, “Know It Ain’t Right”, “aTENTion” y “Sexodus” son la evolución hacia sonidos previamente inexplorados. “Y.A.L.A.” es la respuesta espiritual a “The Motto” de Drake (y la ideología “YOLO”):

¿YOLO? Ya no sé ni si quiera qué significa eso. Si vives solo una vez, ¿por qué seguir haciendo lo mismo? De donde yo vengo, seguimos naciendo una y otra y otra y otra vez. Por eso inventaron el karma.

Si la disquera decía que la primera versión de Matangi era muy positiva, “Come Walk With Me” seguro es parte de ese boceto. Mención honorífica al pequeño “Boom skit”, pieza de más de un minuto donde el incidente del Super Bowl es recordado.

Si Matangi tiene las canciones y el sello de M.I.A., ¿qué le falta? Algo de consistencia. El cuarto disco de la londinense no es más que una serie de canciones eclécticas que a ratos no parecen vivir a gusto en un mismo ente. Este disco no rompe con lo establecido ni es pionero en su género; simplemente le da continuidad al trabajo de M.I.A. como creadora, y deja en claro que Matangi es una prueba fehaciente de que sigue haciendo cosas que nadie más hace.