Portada de King Animal de Soundgarden

Texto: @lpalms

Soundgarden es una banda con casi 30 años de carrera, son parte del club de músicos que le dieron forma al grunge en Seattle y King Animal es su primer disco de estudio en 16 años. ¿Suenan cansados? No precisamente, ¿Renovados y frescos? Tampoco.

“Been Away for Too Long” es la única manera en la que la agrupación podía haber comenzado este regreso: “I got nowhere to go and it seems I came back. Just filling in the lines for the holes, and the cracks”. Chris Cornell parece justificar el regreso mientras los clásicos riffs de Kim Thayil explotan durante esta bienvenida.

En “Non-State Actor”, esclarecen sus intenciones: “And we settle for a little bit more than everything”, pero no se siente así, parece que se conforman con seguir siendo la banda favorita de las mismas personas que los idolatraban en los 90s, eso no le quita mérito o credibilidad al disco, después de todo, la innovación es un juego peligroso. A pesar de estar en un lugar cómodo, Soundgarden todavía logra intimidar con un par de nuevos trucos y canciones que poseen melodías inmensas, como “A Thousand Days Before” y “Taree”.

Como un todo, es difícil pensar que este sexto álbum de estudio decepcione a un fan del grupo. Durante todo este nuevo recorrido, Chris Cornell y compañía es fiel a su característico sonido y es grato escuchar al cantante de Soundgarden, no al de Audioslave o de sus esfuerzos como solista. También gusta mucho que este nuevo disco despida honestidad, momentos como “Bones of Birds” y “Halfway There” hacen pensar que Soundgarden nunca fue ni será un titán del rock popular, pero ahí recae su valor, son clásicos para los underdogs y la nueva música parece un regalo y homenaje a ellos por su lealtad.

Después de un solo memorable en “Eyelid’s Mouth”, llega el final del camino (por el momento) “Rowing”. En ésta se despiden así: “Don’t know where I’m going, I just keep on rowing, I just keep on polling, gotta row”. Un perfecto inicio y final, el futuro de Soundgarden es incierto, y en realidad no les importa qué pase, no hay un plan u objetivo. La incertidumbre en su futuro se refleja en su presente, encontrar un lugar concreto y general para este material en 2012 es complicado, tampoco tiene sentido compararlo con viejas glorias, simplemente existe.

Escuchar King Animal es como ver una repetición de tu serie favorita, sabes lo que va a pasar y en momentos te sorprendes al igual que en la primera vez, aunque esos momentos de sorpresa se desvanecen con cada repetición, los disfrutas con nostalgia, pero al final es sólo eso, nostalgia.